Opinión

Ordenar las enseñas

Disculpen que insistamos, pero no nos cansaremos de repetirlo. Qué poca importancia se le concede al lenguaje protocolario de las banderas. Y lo que es peor, cuánto desconocimiento existe respecto a su reglamentación, normativa y pautas protocolarias de las mismas. Pero no sólo es eso, pues incluso comprobamos como en el mismo despacho del vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España, más conocido por Pablo Iglesias Turrión -nos remitimos a reciente imágenes difundidas- el juego par de banderas, España y la Unión Europea, están mal colocadas o, lo que es lo mismo, esta invertido su orden.

Queremos ser benévolos y pensar que alguien las movió accidentalmente, porque sería un error como una catedral que esto suceda en un despacho oficial de alto rango y donde se supone además que hay profesionales encargados de velar por estas cuestiones protocolarias. Otro ejemplo fue en el despacho del presidente del PP, Pablo Casado, donde esas dos mismas enseñas aparecieron incorrectamente colocadas en alguna ocasión -imágenes correspondientes a alguna comparecencia estos días con motivo de la situación del COVID-19-. Y esta misma incorrección también la hemos verificado en algunos actos de instituciones ourensanas.

No dejaremos de reivindicar el uso correcto en la colocación de las banderas institucionales, dado que el mismo está sujeto a unas precedencias que están determinadas en la Ley 39/81 de 28 de octubre y sobre la que reiteradamente hablamos en esta columna debido al frecuente incumplimiento de la misma. Claro que todo esto se soluciona si el tema está en manos de profesionales o personal especializado y cualificado, como todo en esta vida. Como hemos dicho, su ordenación está contemplada en la citada disposición legal.

Específicamente, dice en su artículo sexto: “Cuando se utilice la bandera de España ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor. Si junto a ella se utilizan otras banderas, la bandera de España ocupará lugar preeminente y de máximo honor y las restantes no podrán tener mayor tamaño. Se entenderá como lugar preeminente y de máximo honor: cuando el número de banderas que ondeen juntas sea impar, la posición central. Si el número de banderas que ondeen juntas es par, de las dos posiciones que ocupan el centro, la de la derecha de la presidencia si la hubiere o la izquierda del observador”. Aquí es donde suele surgir la interpretación errónea de la exhibición.

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