Opinión

Preservar tradiciones

La Asociación de Amigos do Couto Mixto, cada año, celebra la ceremonia de nombramiento y de toma de posesión de los nuevos jueces honorarios, con lo que mantiene viva una tradición de un territorio muy peculiar y privilegiado, repartido entre Ourense y Portugal y que se remonta en el devenir de la historia.
Como sostiene Luis M. García Mañá, quien hasta ahora ocupó la presidencia de dicha asociación: “Aínda que históricamente non existen, polo de agora, documentos que acrediten a orixe da institución, sábese que o Couto naceu ligado ó Castelo da Piconha, vinculado co tempo á Casa de Bragança. Mais tamén, desde finais do século XV, existiu relación coa casa de Monterrei”. Y señala que el jefe del Couto tenía el título de “xuíz gobernativo e político”, y era elegido cada tres años en asamblea de cabezas de familia, estando auxiliado durante su mandato por “homes de acordo”, dos por cada aldea, y un “vigario de mes”. 

Según esa referencia histórica, los documentos de concordias y privilegios se conservaban en un arca cerrada con tres llaves -el Arca de las Tres llaves- y que se guardaba en la sacristía de la iglesia parroquial de Santiago (de Rubiás-Calvos de Randín), aldea que venía a ser como la capitalidad política del territorio, como refiere Mañá.

Y por ese motivo, en la citada ceremonia de los jueces honorarios, renovada recientemente, éstos reciben los atributos que caracterizan los símbolos del Couto Mixto: una llave, en alusión a las que siempre estuvieron en posesión de los tres “Homes de Acordo” y que obviamente son las que abren el arca en donde se depositaban los mencionados documentos y un bastón que identificaba en otros tiempos al juez del Couto Mixto, además del correspondiente diploma acreditativo de este título honorífico.

Así pues, la Asociación Amigos do Couto Mixto, gracias a la celebración anual de este rito de proclamación de los jueces honorarios, contribuye a preservar la memoria histórica de una tradición vinculada a un territorio que gozó de un status especial y funcionó, parafraseando a Luis Mañá, como una república galego-trasmontana, independiente, pero olvidada. Y sólo estos actos conmemorativos mantienen viva la pervivencia de la misma en la memoria de los tiempos.

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