Se da la circunstancia de que, en general, el término emérito tiene una aplicación vinculada al uso docente, porque “un emérito (del latín ex, por, y meritus, mérito: ‘por mérito, debido al mérito’) es aquella persona que, después de haberse retirado del cargo que ocupaba, disfruta de beneficios derivados de una profesión, especialmente docente universitaria o eclesiástica, como reconocimiento a sus buenos servicios en la misma”. Esto es, que eméritos son miembros con una trayectoria científica meritoria a través de sus años de práctica.
Pero en el caso de un monarca, se plantea el uso correcto. Es más, en el comunicado de la Casa de Su Majestad el Rey, en ningún momento se menciona “emérito” para referirse a don Juan Carlos, a quien simplemente se le cita como “Su Majestad”, que en realidad es el tratamiento que le corresponde.
No hay reyes eméritos en Europa ni el diccionario de la RAE los contempla para España. Así pues, de momento la única referencia a “emérito” se está utilizando en medios de comunicación, que es una manera de aludir al rey jubilado, que se ha ganado una trayectoria meritoria.
