Opinión

Rompan filas

La verdad es que la actualidad últimamente nos está deparando, sobre todo a los profesionales del protocolo, más de un episodio memorable, sin necesidad de echar mano de los nacionales de Pérez Galdós. Y si aludíamos la pasada semana al caos protocolario que está generando la interpretación de la declaración del luto oficial en lo que atañe a la exhibición de banderas, hoy traemos a colación lo acontecido en Madrid con motivo del acto organizado con motivo de la clausura de la morgue provisional instalada en el Palacio de Hielo y que tampoco tuvo una gran repercusión mediática, aunque algunas noticias por ser tan inverosímiles siempre hasta nos hacen dudar que hayan acontecido.

Pues bien, en ese acto protocolario participaban la ministra de Defensa, Margarita Robles, acompañada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Dentro del esquema del propio acto, se incluía un sentido mensaje de recuerdo para las familias de los fallecidos por covid-19 cuyos cuerpos fueron trasladados a dicha morgue habilitada en el lugar. Ello conllevaba la interpretación del Himno Nacional. 

Aunque se trataba de un acto civil promovido de acuerdo con lo que se dispone en el ROGPE -Título II. Artículo 10 Precedencia de autoridades en los actos oficiales de carácter general organizados por la Corona, el Gobierno o la Administración del Estado-, y que contaba con presencia de mandos militares, el hecho de que sonasen los compases de nuestro himno -aplicando el artículo 2 del Real Decreto 1560/1997, de 10 de octubre, que lo regula y que contempla dos versiones, durando la completa cincuenta y dos segundos- obligaba a las autoridades presentes a escucharlo en actitud de respeto y el personal uniformado de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, con el saludo reglamentario. 

Pero sucedió -tal como se vio en el vídeo difundido- que la titular de Defensa parece que tenía prisa y mientras se interpretaba el Himno hizo unos gestos para que dejase de sonar y “rompió la formación protocolaria” en plena solemnidad de la ceremonia, procediendo a despedirse de todos e incluso “de pasada”.

Es obvio que la ministra tiene que asumir también sus responsabilidades sociales en el ejercicio de su papel y dado que es la “jefa” de las Fuerzas Armadas, sabe hasta la saciedad que la interpretación del Himno nacional es algo inherente para todos los militares y si ellos tienen que permanecer firmes y saludando mientras suena, la titular del departamento tiene que dar ejemplo y, por lo tanto, mantener una actitud de respeto y más aún cuando ella misma preside un acto, aunque en el citado decreto que regula su interpretación no conste implícitamente la actitud que ha de mantener el personal civil, por eso siempre, debe uno hacerlo con corrección y respeto, que es algo que define el saber estar de las personas. 

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