Opinión

Toser y estornudar

Entre las recomendaciones que se están dado como medidas preventivas para evitar el contagio del COVID-19, figuran las precauciones respecto a la tos y los estornudos: “Cubrir nariz y boca con un pañuelo -preferentemente desechable- al toser o estornudar. Si no se dispone de pañuelo, cubrirse con la cara interna del codo”. Pues bien, sobre este particular, es oportuno referirnos hoy a la etiqueta que rige, como tal norma de urbanidad, en relación con a esta “expulsión violenta y ruidosa del aire de los pulmones que se realiza por la nariz y la boca mediante un movimiento involuntario y repentino del diafragma”.

Como cualquier pauta contenida en lo que se entiende por “Etiqueta social”, nos explica qué hacer en cada momento y ante determinadas situaciones que podamos protagonizar en nuestra convivencia cotidiana.

En el caso de los estornudos o de un acceso de tos, esto siempre significa que debe hacer un esfuerzo consciente para taparse la boca con la mano izquierda cuando presiente que va a estornudar o toser. Por medio de esta acción, nos libraremos de gérmenes en nuestra mano derecha para cuando tengamos que estrecharla a alguien u ofrecerle un objeto a otra persona, suponiendo que uno sea diestro. 
La etiqueta sobre estos “accidentes sociales” determina también que se debe toser o estornudar en una dirección opuesta adonde haya gente. Y en el supuesto de que no fuese posible hacerlo, elijamos una dirección en la que las personas estén a más de un brazo de distancia. Si continuamos estando demasiado cerca, bajemos más de lo normal la cabeza al estornudar o toser, si uno no se puede contener, obviamente.

Por cierto, que esas mismas normas de etiqueta recomiendan que cuando se asista a un espectáculo público, y sobre todo a una obra de teatro, si repentinamente empezamos a toser reiteradamente, lo que hay que hacer es abandonar la sala para no molestar al resto de espectadores, si no queremos que en esos instantes nos convirtamos en improvisados protagonistas de la obra.

Y una última cuestión. Es una costumbre cuando alguien estornuda que le digamos “Jesús” o “salud”. Conviene recordar que no deja de ser una fórmula de educación que se remonta a la Antigüedad y tenía vinculación con las supersticiones, básicamente negativas, propias de aquellas culturas, aunque finalmente con esta expresión se deseaba una buena salud. Afortunadamente, como decimos, hoy en día es una manifestación de cortesía.

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