Opinión

Un himno sin letrista

 

No deja de ser un hándicap el que nuestro himno nacional carezca “oficialmente” de letra, por lo que únicamente podemos tararearlo y no es lo mismo cantarlo que acompañar la música. El efecto coral es totalmente distinto, pues entonar una letra permite enfatizar, pero seguir unos compases musicales, como que no es lo mismo. Nos entendemos.

Y la cuestión es que nosotros sabemos que el himno nacional, que está regulado mediante el Real Decreto 1560/1997 de Presidencia del Gobierno, de 10 de octubre, y en su artículo 1 se especifica que es “conocido tradicionalmente por ‘Marcha Granadera’ o ‘Marcha Real Española”, y sólo dispone de partitura con notas musicales. Por eso, es habitual que esporádicamente se produzcan situaciones que generan estupefacción entre los protagonistas. Nos estamos refiriendo a cuando en una ceremonia u otro acto público, suena el himno de España… pero con letra.

Sucedió recientemente una de estas situaciones cuando Felipe VI y su padre, el rey don Juan Carlos, participaban en el Foro Cotec Europa. Allí la Sanitansamble Orchestra de Nápoles interpretó el himno de España, y tras los primeros compases musicales, el coro cantó la letra del himno que escribió Pemán. De inmediato, el presidente italiano, que actuaba como anfitrión, pidió disculpas a ambos monarcas y les explicó que se trató de un error de la organización del evento. Es obvio.

Pero no es la primera vez que este himno con letra se ha escuchado en alguna ceremonia. Le pasó por ejemplo a nuestra campeona de bádminton Carolina Marín en el Mundial del 2015. La cara de la deportista fue “de película”, que suele decirse. En fin, cosas que pasan pero cuyo fallo es achacable a la organización de la ceremonia por no haber verificado cuál es el himno oficial del país.

Pero al margen de estos lapsus, la cuestión es que España necesita dotar de letra a su himno; sin embargo, como hemos comentado en alguna otra ocasión, ahora mismo se nos antoja un pelín complicado, porque con la España vertebrada que tenemos -con permiso de nuestro ilustre Ortega y Gasset-, lograr una letra que satisfaga a toda la globalidad peninsular sin herir susceptibilidades, pues como que resulta harto complicado. Y eso que el Comité Olímpico Español hasta tuvo la ocurrencia de convocar un concurso público. Pero la letra propuesta nunca llegó a implantarse. Por no olvidar a Marta Sánchez, quien también se atrevió con una versión muy “sui generis”…

Como escribe Joaquín Brage Camazano, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Europea de Madrid, los himnos son una forma de promoción del Estado entre los ciudadanos “a fin de que estos se sientan identificados con el Estado al que pertenecen y los valores en que se basa. El himno genera vínculos emocionales y refuerza el sentimiento de pertenencia a una nacionalidad”.

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