Opinión

Un trato más próximo

Hace unos días los medios de comunicación se hicieron eco del cruce de misivas que protagonizaron Pedro Sánchez y Albert Rivera. Como saben, el líder de Ciudadanos le había escrito una carta al primero ofreciendo su apoyo a la investidura, en forma de abstención, si el PSOE accedía a las tres condiciones que aquél le proponía. 

La respuesta del secretario general del PSOE no se hizo esperar, para decirle al remitente que las tres condiciones exigidas ya las cumplían. Pero al margen de la interpretación política de ambas cartas, lo que suscitó interés social ha sido la forma en que el presidente del Gobierno encabezó su misiva.

En la carta inicial aparecía el encabezamiento de cortesía “Sr. Rivera”, y el Sr. Sánchez tachó con una línea y puso al lado a mano: “Estimado Albert”. Y al pie de la misma, también de su puño y letra, agregó: “Abrazos”. Esta “relación epistolar” entre ambos líderes ha provocado los celos de otro, Pablo Iglesias, quien hizo alusión a este tema aprovechando una comparecencia pública después de su entrevista con el rey.

El argumento esgrimido por el líder de Podemos es que Pedro Sánchez prefiere a Ciudadanos antes que a su partido. Empleando un tono cuasi compungido subrayó que el líder del PSOE “se ha esforzado en tachar el frío y formal señor Rivera, mecanografiado, para poner de su puño y letra estimado Albert". Traduciendo, que ha reconocido públicamente que el preferido del socialista es el líder naranja “al que incluso le manda abrazos”.

En realidad, el presidente del Gobierno no ha hecho otra cosa que darle un toque personal a su carta, remitida con logo del partido, y romper esa formalidad o frialdad a la que aludía el dirigente podemita. Es un estilo personalizado usual cuando se envían textos mecanografiados y se pone a mano tanto el encabezado del saludo como la despedida… Es una forma de darle más cordialidad y cercanía al mensaje.

Y es que en esto de la cortesía epistolar de un tiempo a esta parte, como no se prodiga, pues parece que se han perdido un poco los buenos hábitos ante la falta de práctica. Una carta no deja de ser un clásico exponente de las relaciones sociales y la comunicación humana y hoy en día se ha visto “fagocitada” por los correos electrónicos, donde su redacción ya responde a otras pautas menos estandarizadas.

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