Opinión

Vigilar o prevenir

La propuesta de la Fiscalía General del Estado para instalar cámaras en las aulas con el propósito de frenar el incremento de abusos sexuales a menores, ha suscitado polémica con sectores educativos y políticos e incluso con otros del ámbito judicial. Aquella iniciativa ha sido consecuencia de la Memoria del Ministerio Público donde se ha detectado un “claro incremento de los casos de delitos sexuales en los últimos años” y además “se consolida una línea clara y acusadamente ascendente en los últimos años". También explica que un relevante número de estos delitos tienen como víctimas a menores y se llevan a cabo «por personas cercanas a la víctima.

El revuelo que ha provocado esta propuesta ha tenido reflejo tanto en medios de comunicación como en redes sociales, lo que incluso supuso que se matizase que aquella era sólo una sugerencia en base a la evaluación de una situación delictiva que está en aumento. “La gravedad de ciertas denuncias y lo delicado de los entornos en que se producen los hechos (espacios de encomienda o custodia de menores para su cuidado, educación, entrenamiento, etcétera) podría llevar a normalizar la adopción de medidas de grabación en vídeo de espacios cerrados (despachos, aulas...)”.

Entendía además la Fiscalía General del Estado que esas grabaciones “disuadirían de la comisión del delito o facilitaría la siempre problemática acreditación de los hechos” y también evitaría “que determinadas personas se vean sometidas a tan lacerantes como infundadas sospechas o imputaciones”. 

La cuestión no es sólo de carácter de jurisprudencia sino que está directamente relacionada con propio comportamiento personal, con la condición humana en lo que atañe a la formación humanística de cada individuo. Es lo que se entiende sencillamente por educación, pero educación en valores. Ya hemos hablado de ello en más de una ocasión. El por qué de cómo actuamos, es consecuencia de la educación que hemos recibido. El nivel de sociabilidad de cada uno es fruto precisamente de la misma y sobre todo, de cómo nos han educado en el seno familiar. Este es el punto de partida. 

Si queremos evitar que nuestra juventud protagonice acciones execrables y censurables, es básico que se les inculquen esos valores que han de presidir cualquier relación humana. Es mejor prevenir que tener que adoptar medidas de vigilancia.

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