Opinión

Inmigrantes empresarios

JOSÉ PAZ
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Se acaba de presentar en Madrid el documental “Inmigrantes empresarios: valor sin fronteras”, así como el estudio jurídico y económico del mismo título. El documental busca visibilizar, mediante ocho historias entrecruzadas, la importancia de esa minoría de inmigrantes que ha logrado emprender. El estudio analiza el empresariado inmigrante y plantea medidas para facilitarlo. El objetivo de este proyecto de la Fundación para el Avance de la Libertad es contribuir a que España transforme “inmigrantes precarios en inmigrantes empresarios”. Y no es una quimera. Todos los estudios internacionales coinciden en señalar la especial propensión al emprendimiento que se da entre los inmigrantes. Por un lado, se trata generalmente de personas que ya superaron toda aversión al riesgo cuando decidieron dejarlo todo atrás y empezar de nuevo en otro país. Además, la divisoria cultural, la falta de reciclaje profesional e incluso las trabas a la contratación de extranjeros hacen a veces difícil el empleo convencional, pero convierten el autoempleo y el microemprendimiento en alternativas particularmente adecuadas. En todos los países de acogida (qué decir del caso principal, el de los Estados Unidos), el emprendimiento ha sido una salida laboral muy común en este colectivo. Puede sorprender a algunos, pero en todos los países de acogida se observa un emprendimiento más racional entre los inmigrantes que entre los autóctonos: las pymes y micropymes recuperan antes lo invertido, no suelen sobreinvertir ni infrainvertir, suelen estar particularmente al día de sus obligaciones legales y fiscales (a veces por temor a la expulsión), pagan las nóminas a tiempo y en general son buenos ciudadanos corporativos. Destaca, por ejemplo, su diversidad de plantilla ya que ellos, más que nadie, consideran a las personas como individuos sin importar su identidad cultural. En las empresas de los inmigrantes hay gente de su misma comunidad pero también de cualquier otra, incluidos los españoles. Hay por desgracia empresarios españoles que no contratan extranjeros simplemente por serlo, pero a la inversa casi nunca se da esa discriminación tan injusta y absurda.

El estudio concluye con ocho recomendaciones de reforma legislativa o normativa, tendentes a facilitar el emprendimiento inmigrante. La primera es obvia: los trámites migratorios deben ser plenamente automatizados y realizarse desde cualquier lugar, ya sea en España o en el país de origen. Esto, junto a una política de visados más sensata, permitiría llegar a España para, durante los noventa días de plazo convencional, explorar, confirmar o descartar nuestro país como destino tanto como trabajador por cuenta ajena como por cuenta propia. En segundo lugar, necesitamos que toda autorización de residencia conlleve la de trabajo, y que éste sea igualmente posible por cuenta ajena o propia, acabando con la discriminación del autoempleo de extranjeros. También es necesario que los extranjeros que cursan o han concluido estudios en España tengan automáticamente autorización de trabajo (y por lo tanto de autoempleo y emprendimiento), para no perdernos todo ese talento formado ya en España. Hay que eliminar también las actuales trabas por tipo de actividad, zona geográfica o profesión, que son absolutamente arbitrarias y no se adaptan con la necesaria agilidad a los cambios. En todo caso, podría habilitarse un sistema de cuotas de inmigración generales, incluso con algún tipo de lotería como en Estados Unidos, para evitar arbitrariedades. La recomendación clave es la de eliminar las acreditaciones de viabilidad de los proyectos de empresa, que son una traba adicional injusta y arbitraria para los empresarios extracomunitarios. Es absurdo pensar que un funcionario vaya a saber de todos los posibles negocios que quieran abrir los extranjeros, o creer que por ser extranjeros no van a calcular bien cómo invertir lo poco que tienen. Es un agravio comparativo que esa obligación absurda sólo se les imponga a estas personas. Es urgente flexibilizar las profesiones colegiadas y homologar con agilidad los títulos, y desde luego urge emprender una reforma general que liberalice el mercado de trabajo, para que estos nuevos empresarios puedan realmente crear empleo.

Desde una perspectiva favorable a la libertad económica, a la libre empresa y al libre mercado, los inmigrantes constituyen un balón de oxígeno frente a la concentración en grandes empresas entrelazadas con el poder político, que desean muchos socialdemócratas, conservadores y sindicalistas. La inmigración es una maravillosa cantera de nuevos empresarios. Según la revista Fortune, el 40% de las empresas de su índice Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o por sus hijos. Cuando el consenso socialdemócrata y el puño de hierro sindical quieren empresas gigantes y entrelazadas con el Estado, y desconfían de la pyme y del trabajo autónomo, nuestros inmigrantes vienen a dar una lección de liberalismo demostrando que, pese a las peores barreras de entrada de toda Europa, emprender en España es posible. Merecen todo nuestro apoyo.

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