Opinión

Vox hace las Américas

Los hombres y mujeres de Santiago Abascal han decidido hacer las Américas. Quieren posicionar a su formación política como la madre inspiracional de la nueva derecha radical latinoamericana (o “hispanoamericana”, según su lenguaje). Como buenos nacionalistas españoles, ven todo el espacio que va del río Grande a la Tierra del Fuego como algo propio, al menos relativamente. El paternalismo de Vox no es meramente ideológico, su expresión va mucho más allá del ámbito cultural. Lo que hay en el fondo es necesariamente dinero, mucho dinero. No son pocos los autores que se refieren ya a esta estrategia de Vox, vehiculada fundamentalmente a través de su Fundación Disenso, como una extensión de las andanzas financiadoras de todo un movimiento global cada día más articulado y que, desde luego, va mucho más allá del partido español.

¿Se acuerdan ustedes de Steve Bannon? Sí, aquel asesor de Trump que presumía de ser el gran artífice de su llegada a la Casa Blanca en 2016. Aquel que después se peleó con el presidente y se marchó, y que después fue condenado por quedarse la pasta que les sacaba a los ultras americanos para edificar el muro con México, aquel muro que supuestamente iba a pagar el país azteca, según el peor presidente de la historia de los Estados Unidos. Resulta que Bannon volvió a lo suyo, es decir, a la cruzada nacionalpopulista y a seducir a determinados poderes fácticos para que aportaran millones a esa causa. Se habla de sus conexiones con las sectas más delirantes del protestantismo conservador en el Sur de los Estados Unidos, pero también de sus vínculos con organizaciones católicas extremistas de América Latina, algunas tan peculiares y preocupantes como El Yunque, con su obligación de no revelar la adscripción a la misma. ¿Quién la dirige en España? Pues se habla de cierta pareja de políticos en la cúpula de Vox, pero obviamente no es demostrable.

La cuestión es que Bannon desembarcó hace unos años en Europa cargado de millones. “Deep pockets” no, lo siguiente. Intentó comprar un castillo en la Toscana, de donde iban a salir formadas y aleccionadas las jóvenes generaciones de ultras de todo el continente. Este Wewelsburg del norteamericano finalmente fue un fracaso, pero sí parece real su distribución de muchísimo apoyo económico a la familia de partidos de la nueva derecha radical que en esos años empezaban a florecer por todo el Viejo Continente, con un pie en el conservadurismo tradicional, thatcheriano, respetable… pero el otro pie más allá del marco de la democracia liberal estándar y en posiciones ciertamente involucionistas. Vox sería, no solamente la pieza española del engranaje, sino la cabeza de toda la estrategia latinoamericana. ¿Y quién está detrás de todo esto? ¿Cómo es posible el dineral que desde hace algún tiempo se percibe a simple vista en el entorno de Vox y de toda la derecha radical europea y latinoamericana? Bueno, hay que recordar que gobiernan con mayoría absoluta dos Estados europeos, Polonia y Hungría. Y que tienen representación parlamentaria en gran parte de Europa, con los consiguientes ingresos oficiales.

Pero no faltan voces que vinculan de alguna manera a quienes estarían, supuestamente, más arriba de Bannon, ese “Soros de la derecha”. ¿Quiénes? No, no, el movimiento de Trump también sería receptor de apoyo, no emisor. Más arriba, arriba del todo, bien podría estar el régimen de Vladimir Putin, siempre presto a desestabilizar Occidente y a minar nuestro marco de valores y libertades. No en vano, es conocida la conexión entre Bannon y el gran ideólogo del Kremlin, el peligrosísimo Aleksandr Dugin.

La cosa es que Disenso, la fundación voxera iniciada mediante un “think tank” con Marion Marechal le Pen, de los Le Pen de toda la vida, lanzó hace ya tiempo un instrumento tan “lights” como la llamada Carta de Madrid, que le ha servido para ir sumando a gran parte de la oposición al deleznable “socialismo del siglo XXI”, en toda América Latina. Pero detrás hay seguramente, también, acceso a fondos. Es comprensible y lícito que un partido o una fundación apoye a sus compañeros de otros países, si es que es el caso. Sería en cambio preocupante que en el fondo del fondo del fondo… hubiera determinados poderes económicos oscuros.

Si criticamos con razón el origen económico de Podemos en determinados regímenes comunistas, habrá que criticar también el de Vox en los Muyahidines del Pueblo iraníes, ya desde 2014, o en los posibles aportes del entorno de Bannon. Y a su vez, la presunta compra masiva de la oposición conservadora y hasta de la liberal, o parte de ella, en toda América Latina. Es lamentable que buenos divulgadores de la posición liberal o libertaria, como el argentino Javier Milei, se hayan dejado seducir por los ultras y hayan llegado al Parlamento argentino… llevando consigo a compañeros de candidatura, y ahora de escaño, absolutamente cuestionables. América Latina es tierra de polarizaciones extremas que nunca son positivas. Quienes se consideran liberales nunca deberían caer en esta trampa lujosa pero peligrosa, o en realidad mortal, para las libertades individuales. Al postcomunismo actualizado no se le vence con postfascismo actualizado.

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