Opinión

De un extremo a otro

Más allá de lo que augura la última encuesta del CIS en la que su director, José Felix Tezanos, da un empate entre las fuerzas de izquierda y el PP, me da que en el PSOE están preocupados por lo que pueda pasar en las elecciones del 4 de mayo. Ahí está el presidente de Gobierno como un caballo desbocado volcado en ayudar a Ángel Gabilondo con un tono más que agresivo apocalíptico, como si la posibilidad de que Ayuso ganará las elecciones fuera peor que la pandemia del covid. Incluso el fin de semana se trajeron a Salvador Illa desde Barcelona para que soltara unos cuantos improperios contra Isabel Díaz Ayuso. Al tono agresivo de Sánchez y del resto de los socialistas se une el de otros candidatos a estos comicios. Y es que todos los partidos de ámbito estatal se juegan mucho en estas elecciones autonómicas de Madrid. El PSOE, no hacer el ridículo. Ciudadanos, su propia supervivencia. Podemos, demostrar que tiene músculo para aguantar. Más Madrid, que puede andar solo sin Manuela Carmena. Vox, que no es flor de un día. Y en el PP claro está no sólo se juegan gobernar Madrid sino si ese posible triunfo puede servir de trampolín para Pablo Casado, cuyo liderazgo no termina de convencer siquiera a los suyos.

La campaña resulta insoportable por los excesos verbales. "Fascista" es la palabra preferida de Iglesias. Cualquiera que se atreva a disentir de sus postulados es calificado de fascista. Claro que, como digo, Sánchez no se queda rezagado y airea el espantapájaro del fascismo. Cualquiera que les oiga creerá que Vox está a punto de ganar las elecciones en vez de estar de capa caída como indican las encuestas. Claro que para Iglesias y Sánchez el PP constituye un riesgo de "fascismo". No sé si se lo creen, pero decirlo lo dicen intentando convencer al personal de la desgracia que supondría que volviera a gobernar Madrid Isabel Díaz Ayuso.

Mientras tanto, el bueno de Ángel Gabilondo intenta convencernos de que a él no le gustan los extremismos, es decir, las opciones políticas extremistas. Y tengo para mí que en esa apreciación coincide con muchísimos ciudadanos. Ahora bien, el extremismo político no es solo el de la extrema derecha también el de la extrema izquierda, quizá por eso Gabilondo dejó dicho que no le gustaría gobernar con Podemos aunque fue inmediatamente rectificado por el ministro Ábalos. Sin embargo, Gabilondo tiene razón, los extremismos en política no llevan a ninguna parte o mejor dicho adonde llevan no es adonde conviene a la sociedad.

En Madrid, el PSOE ha desplegado un enorme cartel aludiendo a la famosa foto de Colón, en la que aparecían manifestándose contra Sánchez, el PP, Ciudadanos y Vox. Durante mucho tiempo, desde el Gobierno, desde el PSOE y desde sus terminales mediáticas, afeaban a Ciudadanos haber salido en aquella foto. Pero desde que Inés Arrimadas corrigió el rumbo de su partido convirtiéndose en aliada fiel del Gobierno, los socialistas ya no recuerdan la aparición de los líderes de Ciudadanos en la famosa foto. Pero en ocasiones Roma sí paga traidores, y ahí esta el ejemplo de la alcaldía de Murcia, que Ciudadanos ha puesto en bandeja al PSOE traicionando sus compromisos con el PP y que a punto estuvieron de que les saliera la misma operación traicionera en la Comunidad Autónoma de Murcia, en Castilla-León y quién sabe si en Madrid.

Pero a lo que vamos, el PSOE madrileño centra su campaña en acusar al PP de formar parte de la extrema derecha y ofreciéndose para impedir que los madrileños caigamos en manos de esa extrema derecha. Yo no creo que el PP sea la extrema derecha. En mi opinión es un partido conservador que en ocasiones ha estado más centrado, dependiendo de quien ejerciera el liderazgo. Pero me pregunto por qué no se ofrecen también a evitar que caigamos en manos de la extrema izquierda. Y la respuesta ya se la saben, aunque a Gabilondo no le gusten los extremismos, y yo le creo cuando lo dice, lo cierto es que la "real politik" le puede llevar a gobernar con Podemos y que por tanto sus promesas de hoy se las lleve el viento mañana. O sea que para algunos hay un extremismo bueno y un extremismo malo. El bueno lo representa la extrema izquierda, lease el partido morado, y el malo además de Vox, el PP. Así de simple y retorcido es el mensaje.

Supongo que los gurús de la campaña socialista que protagoniza Gabilondo deben de creer que la única manera de evitar que el PP gane las elecciones es asustarnos con algo así "que viene el coco" o sea Isabel Díaz Ayuso.

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