Opinión

Nada será igual

La suerte está casi echada. El futuro del PP se empezó a escribir el día en que Mariano Rajoy perdió la presidencia del Gobierno al salir adelante la moción de censura. Y ahora se escribe un capítulo más, nada menos la militancia va a designar a quien se siente en la sala de mando del partido. Bien es verdad que no son muchos los militantes que se han inscrito para votar al sucesor de Rajoy, pero pocos o muchos, los que sean, decidirán entre Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.

Y no, no es lo mismo Sáenz de Santamaría que Cospedal o Casado. Cada uno tiene un perfil político y un proyecto de futuro. Si me apuran Casado es quien constituye mayor novedad. Para empezar su perfil político se asemeja más al de los líderes de los otros partidos. Bien es verdad que tiene una espada de Damocles sobre su cabeza, puesto que la Justicia está investigando cómo obtuvo un máster en la Universidad Juan Carlos I.

Pero más allá del embrollo de su máster, Pablo Casado parece contar con el apoyo y el entusiasmo de la gente de su edad que milita o votan al PP de manera que sus posibilidades de ganar han sido al menos tantas como las de sus dos potentísimas rivales, Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría.

Decía que la suerte está casi echada porque después de los militantes tendrán que votar los compromisarios que asista al congreso del PP y podría suceder que estos enmendarán antes la plana a la magra base del partido. Si así fuera el escándalo estaría servido y no sólo eso, el finalmente elegido quedaría en una situación precaria.

Lo cierto es que el PP dispone de dos años para remontar si no quiere terminar siendo sustituido por Ciudadanos y por tanto pasar a convertirse en un partido irrelevante. Cuanto suceda estos días marcará no solo el futuro inmediato del PP sino también su propia supervivencia.

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