Opinión

Cuerpo a tierra, que ya vienen

Erráticos como el revoloteo de las mariposas, caóticos como los pájaros de Hitchcock, de mal agüero como el graznido de los cuervos vuelven los profetas de la nulidad, las lumbreras del desacierto, los garantes del caos. Vuelven los 23 magníficos (+ 1, Iván Redondo, jefe del Gabinete) del Consejo de Ministros y sus comités de expertos. Cuerpo a tierra. 

Napoleón, que de estrategias sabía un huevo, decía que: “Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema se eternice, nombra una comisión”. Aquí, incluso cuando no existía, nos engañaban con un “comité de expertos” que asesoraba a Fernando Simón (Simón, tu est Petrus, y sobre tu cabeza de chorlito edificará el gobierno su relato ad hoc), para que nos sintiésemos más tranquilos. Y Simón, más popular que Albert Einstein (la relatividad de este sujeto es un axioma), siente tal afán por las cámaras y los focos mediáticos que correría feliz hacia el cadalso si le prometieran ahorcarlo en vivo y en directo. 

Un día dice blanco, al otro negro, al otro una parida y al siguiente no dice ni pío esperando a ver por dónde asoma el sol de contagios. Y no es él solo. Es tal la epidemia de epidemiólogos que nos aturde y tal la plaga de moscardones que nos infecta, que hasta los cantamañanas más reputados meten la cuchara en este caldo de cultivo, desde Belén Esteban a Miguel Bosé pasando por Anabel (hay nombres bien poco atinados) Alonso que, dejando a un lado su lucha LGTB, se enzarzan en un rifirrafe por la conveniencia o no de las vacunas y el uso de las mascarillas.

Sin orden ni concierto, sin saber por quién han sido convocados y sin ni siquiera orden del día los comités han brotado como los rebrotes del coronavirus: “Comité de evaluación y seguimiento de la covid-19”, “Comité de coordinación interministerial”, “Comité técnico para la desescalada”, “Comité científico técnico”, “Grupo de trabajo multidisciplinar del ministerio de ciencia”, “Comité de expertos para elaborar el informe España 2030-2050”… Y ni los padres, ni los profes, ni los niños, ni diosbendito saben a qué atenerse para volver a las aulas. 

“¡Ya viene el cortejo! ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines”, cantaba en su marcha triunfal Rubén Darío. Por desgracia lo único que retumba tras la llegada de esta panda de pedorros son sus ventosidades. Nada nuevo bajo el sol que los bronceó tras irse de vacaciones mientras las empresas, los autónomos, los ciudadanos librábamos nuestra batalla particular sin oficiales al mando. Y ahora vuelven, con más comités, más reuniones y más presencia mediática. No tienen ni puta idea, porque no han hecho los deberes. Y no. No es lo mismo tener conocimientos que pretender hacer meritorio el escaqueo.

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