Opinión

Gallego, con perdón

Máquinas de sudor, los gallegos siempre han andado transpirando por el mundo. Ya fuese el trashumante “afiador” con su reata de chispas; ya el acecinado “seitureiro”: “Castellanos de Castilla,/ tratade ben ós galegos;/ cando van, van como rosas;/ cando vén, vén como negros”, escribía Rosalía; ya el sufrido emigrante que abandonó su natal “curruncho” para romperse el espinazo en otras tierras.
“Para el descanso del asno”, dijo Unamuno que habían sido creados los gallegos. “Antes puto que gallego, escribió Francisco de Quevedo. “Gallego, con perdón”, contestaban cabizbajos los reclutas cuando les preguntaban su lugar de nacimiento. En algunos países de Sudamérica “gallego” era hasta no hace mucho sinónimo de tonto. Vae victis. Hoy decir “soy gallego” lleva implícito el bureau veritas a la excelencia. Disfrutamos de mil ríos, conocemos el nombre de los vientos, distinguimos en su ulular el hechizo de las meigas, los bosques nos dan paz y castañas, el mar el suculento sabor de sus crustáceos, seremos longevos aunque muramos mañana, porque la esperanza media de vida es lo que cuenta… ¡Arrodillaos cabrones y pedidnos perdón por haber vilipendiado a nuestros estoicos ancestros!

Si hablamos de revisionismo, si se quejan los negros por haber sido en su día esclavizados, si los cíngaros por su diáspora fecunda en rapiña y castañuelas, si se derrumban las estatuas de Colón, que se derrumbe el pasado. Túmbense las Pirámides, la Casa Blanca, la Gran Muralla China, o el Acueducto de Segovia, al fin y al cabo son iconos de otras épocas. Pero entonces ciéguese el Canal de Panamá, donde reventaron a miles de paisanos cuya mayor concesión de sus negreros fue otorgarles una pausa de diez minutos para ingerir un bocado a media mañana. El rendimiento de los gallegos, del que se hizo eco el propio presidente Roosvelt, duplicaba e incluso triplicaba el que ofrecían los negros antillanos. Que los barcos singlen hacia el estrecho de Magallanes y se hunda el cabotaje en las Américas.

¿A qué esperáis progresía, quixotes del túnel del tiempo, desfacedores de añejos desafueros? Haceos eco de mi reclamo. Si incapaces de crear futuro tanto os refociláis en el pasado: ahí tenéis carnaza de la buena. Hincad la rodilla en tierra argentinos, panameños, castellanos. Sí, castellanos de Castilla. “Castilla miserable, ayer dominadora, / envuelta en tus harapos / desprecias cuanto ignoras”, escribía Machado. Arrepentíos miserables. Pedidnos perdón para que Castelao, Rosalía, Curros y otros poetas dejen de removerse verecundos en sus tumbas. Y vosotros, politólogos de chichinabo, analfabetos históricos, revolucionarios de vía muerta, agachad la cerviz cuando vengáis a Galicia. Besad la tierra que pisáis. Nos debéis hasta el idioma: mal hablado resulta ser el de Cervantes; por algo Alfonso X “el Sabio” escribió en gallego sus Cantigas.

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