Opinión

Malvenidos al mundo del chantaje

Nunca me habéis caído bien; para empezar vuestro puesto de trabajo se lo debéis a Bin Laden. Sois el eslabón más indignante de la cada vez más insufrible cadena del transporte aéreo. Nos obligáis a caminar descalzos, a quitarnos el cinturón, a volver a la cola, a ponernos manos arriba. No sabéis idiomas, pero nadie os contradice, porque domináis el lenguaje del incordio. Nacisteis al amparo del mal. Y sois un mal necesario.
 No tenéis autoridad, pero el gentío se estresa en vuestra presencia como si estuviera ante el tribunal de la Santa Inquisición. Tanto podéis quemar al comandante de un Airbus 380 (todo vuestro colectivo del aeropuerto del Prat cabría en este avión) obligándolo a quitarse los zapatos, como a la paisaniña a la que le pitan los corchetes de la faja, o a la monjita que no quiere condenarse por pasar el arco de detección de metales sin su escapulario. A diferencia de los pilotos de la RAF, nunca tan pocos incordiaron tanto a tantos. 
 

En aras de la seguridad las libertades se extinguen. He visto a la puerta de los puticlubs albanokosovares con mejor talante. Solo os falta enseñar los tatoos: “Amor de nadie”. Ni que os eligieran los de Renfe. Yo, siempre que puedo, viajo en AVE. 

 Les estáis echando un pulso a vuestras empresas (Prosegur, Eulen, menudas mafias, en eso concuerdo con vosotros) retorciéndole a los pasajeros las pelotas. No se trata de una huelga de pilotos –algunos segundos incluso ganan menos que vosotros a pesar de lo que cuesta sacarse un título aeronáutico-; ni de sobrecargos, como su mismo nombre indica, sobrecargados de jet-lag, vendiendo rasca y gana, sonriendo por no llorar a pasajeros todavía más mazapelotas que vosotros; ni de controladores aéreos, cada vez más estresados ante las pantallas de un cielo saturado de low costs. No. Esta vez se trata de vosotros, los cancerberos, los que pretendéis a toda costa impedirnos acceder al avión. Sí. Se trata de poner más trabas –más sensibilidad en los arcos de rayos X, por ejemplo; más controles aleatorios de trazas de explosivos; más protocolos y más tiempo de tortura con cada sufridor- ahora que todo el país está de vacaciones, tan merecidas, por lo menos, como vuestras reivindicaciones laborales. Se trata de joder, hablando en plata. 

 Por favor no nos deis la brasa, que ya bastantes quemados nos tenéis, con que si no os forman como es debido como operadores de escáner (que me lo creo); con que si os refrescan los conocimientos con ridículos cursos online (que también); con que si trabajáis en condiciones insalubres (que no es verdad: ¡qué dirán los marineros que trabajan en los caladeros de Namibia, los recolectores de los invernaderos de El Ejido, los que pintan las autopistas, las cajeras de los supermercados!)… 
 ¿Lo que queréis es más pasta? Pues acabáramos. Malvenidos al mundo del chantaje.

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