Opinión

Populismo en vena

La demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con las palabras mayores (Abraham Lincoln). Y la arrogancia es el disfraz de la bajeza. Basta echar un vistazo a los últimos slogans de la eterna asco campaña electoral, para hacerse una idea del percal con que están confeccionados los candidatos: arrogancia, artificio, demagogia, indignidad. 

Abstinentes de poder, yonquis de la filfa, la mente en llamas,  carcomidos por el subidón de la heroína patriótica su realidad es un delirio: “Ahora Gobierno”. “Ahora España”.  “Por todo lo que nos une”. “Más país”. “España en marcha”. “Un gobierno contigo”… Puro populismo en vena. El populacho lo demanda. España, no lo olvidemos, también es la audiencia de Gran Hermano VIP, de los tres días semanales de fútbol, de las grilleras del escarnio, la zafiedad y las frases hueras. Al vulgo hay que hablarle en necio para darle gusto, ya el Fénix de los ingenios lo sabía.

Euforia de lo difuso, audacia de lo común,  perogrulladas, sus máximas son válidas para cualquier partido; sus prioridades, por obvias, denigrantes: mejor educación, más empleo, frenar el cambio climático, mantener las pensiones, alcanzar mayor justicia social. Y ahora sí, por fin un guiño al patriotismo. España por todas partes. Las encuestas mandan y si la marca España da votos las consignas pronto serán ¡Viva España! ¡Arriba España! Y de ahí a un paso de entonar el “Cara al Sol”.

“De molinero cambiarás, pero de ladrón no escaparás”, dice el refranero. Los políticos, como los tramposos (la reiteración es secundaria) se salvan porque el alzhéimer electoral obnubila la memoria colectiva; porque el homo sapiens sapiens tropieza en la misma piedra más de las setenta veces siete que perdona el Nuevo Testamento; porque los profetas del recuento, como los dioses del olimpo, solo le son propicios a quienes los halagan. Como las encuestas, que lo son a quienes las sufragan.

Para quienes el próximo 10-N estéis dispuestos a votar, pero os de reparo hacerlo con las vísceras podéis hacerlo con las uñas: “Cesta pallesta rabo de besta dixo meu pai que batera nesta” y esa será la papeleta a depositar en las urnas. Para los que en vez de la de Rosalía prefiráis la lengua de Cervantes os recomiendo el “Pito, pito, gorgorito”. “En la casa de pinocho todos cuentan hasta ocho”, dice la canción de Pica, Pica. Y también dice: “A la era verdadera, ¡Pim, pam, pum, fuera!”. Lástima que esta parte no se pueda aplicar a los políticos.

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