Opinión

ME QUEDO CON EL HOMBRE

Entre salvar una planta en peligro de extinción y salvar un animal herbívoro que sólo se alimentara de esa planta, un vegano se volvería majareta; lo que sería inconcebible es que se la echase a la ensalada.   

Resulta paradójico ver como saca las garras la progresía pija cuando, en román paladino, llamas maricón a un gay. Te puede caer de todo: hijo de puta lo primero (la madre es donde la mujer pierde sus defectos), sobre todo por la banda feminista; homófobo, de parte de los más finolis; criminal, de la judicatura militante por considerarlo un delito de odio. Fuere cual fuere la grada, coreará su inquina; pero “facha” te lo llamarán hasta los afásicos.

Impotente, enano, marica, unihuevo (monórquido resulta demasiado técnico, incluso para los culturetas progresistas), follamoros, muerdealmohadas… No se me sofoquen. No me refiero a Jorge Javier Vázquez. Me refiero a Paquita la culona, a miss Canarias, a mariconservador que así motejan a Franco los que van de salva gays. Mofarse del dictador porque podría haber sido en vida mariquita es de primero de baba. Finis coronat opus. Y esta panda, ni siquiera momificado, deja de dar por culo con el general “voz de pito”. 

Franco me importa tres gónadas (dos más de las que él tenía según dicen); lo que me solivianta es que sigan con la cantinela de siempre los mismos que van perdiendo aceite por los platós. Los mismos que hablan de oídas, para vivir a costa de lo que no vivieron. Los mismos (muchos simpatizantes de Bildu) que se olvidaron el pasado 13 de Julio de Miguel Ángel Blanco, cuya muerte todavía resuena a mea culpa en las mentes de las gentes bien nacidas. Un hombre bueno, en el auténtico sentido de la palabra hombre. Un hombre -veintidós años- que iba de cara y lo mataron por la espalda. Un arma calibre 22, para no hacer ruido;  dos tiros en la nuca a bocajarro: ni siquiera lo supieron matar, estuvo agonizando varias horas. “ETA, suéltalo”, se desgañitaron las calles de España entera; “ETA, suéltalo”, clamaron los fieles en las iglesias; “ETA, suéltalo”, lloraron las meretrices en los lupanares (gente de bien las putas: están hartas de decir que los políticos no son hijos suyos). Pero no, lo mataron como a un perro. Herederos de aquella heroicidad son ahora los de Bildu, los que tanto suben en las urnas. Y con los que pacta el gobierno de la ignominia.    

Ni el poder, ni siquiera el olvido sustituyen a la hombría. Y entre salvar a un maricón o salvar a un homosexual, yo me quedo con el hombre.

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