Opinión

El "Dejá Vu" de la estación intermodal

Miguel Rodríguez Bugarín es catedrático de Ferrocarriles de la Universidade da Coruña

En un extraño dejá vu, los medios de comunicación vuelven a reflejar estos días la polémica al respecto de la estación de Ourense. Sorprende que cuestiones como el soterramiento de las vías o el cambio de ubicación de la estación sigan alimentando una polémica que ya se planteaba en 2007.

El nivel de las vías en la estación condiciona el trazado de los 6 tramos colindantes que confluyen en ella, correspondientes a 3 líneas diferentes. La salida de la línea de Alta Velocidad hacia Santiago, en rampa, y el acceso a la estación a través del actual viaducto sobre el Miño (que será el acceso provisional para los servicios de Alta Velocidad hasta que se construya la variante exterior), condicionan aún más las posibilidades de modificar la cota de las vías. Este problema ya fue estudiado, hubo informes y contrainformes técnicos. Finalmente, el Ministerio de Fomento hizo pública su decisión en Ourense en 2011, a través del Secretario de Estado de Infraestructuras, manteniendo el nivel de las vías.

En 2012, en plena crisis económica, cuando Portugal renunciaba a sus planes de Alta Velocidad, la ministra de Fomento manifestaba que «no se puede gastar millones en estaciones faraónicas y tener vías de 1929». El proyecto de Ourense se reformuló, como se hizo en otras ciudades, y el convenio para su construcción se firmó en 2016. Ahora, 4 años más tarde, también se plantea recuperar la idea inicial de Norman Foster y trasladar lateralmente la playa de vías. Aunque la afección fuera menor sobre los tramos colindantes, no debe olvidarse que ya se han licitado, adjudicado y están en fase de ejecución, cuando no concluidas, actuaciones sobre dicha playa de vías y sus accesos. Retomar la idea inicial de Foster supone un elevado coste adicional, que muy probablemente Adif no pueda asumir, y arroje nuevas incertidumbres sobre los plazos para la llegada de los servicios de alta velocidad a Galicia.

En todo proyecto constructivo caben mejoras o el planteamiento de actuaciones diferidas en el tiempo, sin tener que hacer una enmienda a la totalidad. En este sentido, es deseable que aquellas propuestas que mejoren aspectos concretos, como la conexión de los barrios de A Ponte e O Vinteún, puedan incorporarse al proyecto. Sin embargo, cuestionar las decisiones tomadas a partir de 2011 para plantear otra realidad distinta de la que hoy definen las vías y las obras es volver sobre lo que ha podido ser y, mucho me temo, ya no puede ser.

Te puede interesar