Opinión

Abandonos

La actividad parlamentaria en el Pazo do Hórreo no ha comenzado con buen pie, cuando en apenas dos meses de actividad la oposición ha abandonado cuatro veces sus escaños en señal de protesta. Se quejan socialistas y nacionalistas de la interpretación partidista del reglamento por parte de la presidenta y de los responsables de las comisiones, pertenecientes en ambos casos al PPdeG.


BNG y PSdeG tienen todo el derecho a reclamar los derechos que correspondan para sus diputados y a quejarse de las vulneraciones que pudieran darse en contra de sus cometidos. Incluso a demandar generosidad en la aplicación de la normativa en vigor. Como bien decía ayer el socialista Fernández Leiceaga la labor de la oposición es lo mismo de importante que la de los diputados del grupo de gobierno.


Otra cosa es que para ello institucionalicen la afición a abandonar los escaños. Tendrán que tra bajar desde ellos con toda su energía y capacidad y luego, si quieren, explicarlo a la opinión pública. Lo que resulta moralmente inaceptable es trasladar la actividad parlamentaria a los pasillos y los micrófonos de los medios, en busca en una foto y repercusión pública saltándose la asistencia.


Los diputados están generosamente retribuidos con respecto al común de los ciudadanos gallegos y en tiempos como los que corren habrían de poner más cuidado en hacer pellas como si fueran alumnos de bachiller. No consta, además, que cuando adoptan tal actitud, renuncien a los emolumentos que corresponderían a la sesión abandonada.


En tiempos pretéritos hubo actitudes análogas, pero eran excepción; ese nivel está ahora traspasado. Los grupos y la Presidencia tienen la obligación de hacer imperar la cordura. Son muchos los asuntos a resolver en el Parlamento y a ello han de dedicarse con denuedo sus señorías.



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