Opinión

Emma González Diéguez

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El Rosal del Damasco es un arbusto informal, deciduo, espinoso, vigoroso y de crecimiento vertical. Los tallos densos, poblados con espinas curvadas y cerdas rígidas con las relativamente pequeñas flores crecen en grupo con dobles y abundantes pétalos dispuestos en rosetas de flores de color rosa o lavanda tirando a salmón, muy fragantes y provistas de 36 pétalos. Su significado es: gratitud, admiración, simpatía, gracia, inocencia y pureza. Emma González Diéguez, como la Rosa de Damasco, es sutil, delicada, simpática y con una personalidad que fundamentalmente nada más conocerla trasmite confianza y serenidad. Hija de Juan y Sira, ha sido una estudiante disciplinada y coherente, de esas personas que además de tener una fijación de objetivos tiene una cualidad que la hace imbatible, la constancia y el esfuerzo, pilares en los que día a día y feria tras feria le permiten junto a un excelente equipo conseguir el éxito en Expourense, cosa nada fácil dadas las limitaciones y la competencia de nuestra provincia con otras de nuestro entorno. Recuerdo con mucho cariño y nostalgia a Luis Rivas, sus comienzos con Jorge Bermello y Moncho en aquellas miniferias del Puente. Aquellos inicios dieron fuerza para que más tarde surgiese Expourense, que más tarde Alejandro Rubín, y a pesar de dos grandes crisis, consiguió ampliar y consolidar para beneficio de nuestra provincia, y que ahora, en plena efervescencia e incorporación de la mujer a los más diversos puestos de dirección, es Emma González la que por sus propios méritos ha sido designada muy acertadamente para gestionar ferias que para Ourense son de importancia vital. 

Emma González es muy prudente y meticulosa, lo que le da una apariencia de cierta timidez pero que, al tratarla, deja paso a una encantadora y convincente comunicadora. Su escaso tiempo libre lo comparte con Moncho y su hijo Mateito; su lugar ideal en verano es A Illa de Arousa. A Emma le priva la lubina salvaje y los quesos fundamentalmente gallegos, las rosas rojas, árbol el castaño por simbología con Ourense, y el delfín porque es sociable. Le gustan las personas que trabajan por proyectos en común, y evita aquellos que solo miden su interés personal. Su color es el azul y su libro, “Apocalípticos e integrados” de Umberto Eco, que a pesar de ser un ensayo de los 60 mantiene un análisis extrapolable a la sociedad actual. Un defecto: pecar de ambición a la hora de desarrollar proyectos, siempre busca ir más allá y a veces se queda sola en el intento… Una cualidad: la empatía. Una manía: no soporta las faltas de ortografía. Una afición: colaborar con la orden del Camino de Santiago. Le gustaría impulsar acciones que ayuden a las mujeres jóvenes trabajadoras a que puedan ser madres sin renunciar a su carrera profesional. Su deseo más inmediato es que su segunda hija nazca con salud. 

Emma González Diéguez me recuerda a Anne Hathaway en “The intern” (El becario): Anne, que dirige una exitosa empresa de ropa por Internet, y Robert De Niro, que es un ejecutivo retirado que durante su jubilación necesita hacer algo y se aplica para una posición de pasante senior en la empresa de Hathaway y termina siendo su mentor. Anne demuestra saber llegar al fondo de las personas y consigue recuperar la experiencia de De Niro. A Emma González la conozco desde que era una niña, tuve la suerte de que colaborase con nosotros en muchas pasarelas, siempre con acierto y excepcional clase. Un día le pedí su ayuda para un desfile benéfico en Barcelona. Ella salió con un traje medieval de América Soto; su cabello era muy largo y en dos minutos en directo le corté tipo Mia Farrow, muy cortito. Ella se escurrió de aquel traje y debajo apareció con un espectacular vestido color salmón de Patricia Avendaño. El impacto fue espectacular y el propio Josep Carreras nos felicitó. Al regresar al “backatage”, Belén, mi maquilladora, y yo, a pesar de que le había pedido permiso, le mostramos con miedo su nueva imagen en un espejo. Sus preciosos ojos se iluminaron... y con su sonrisa y seguridad de siempre nos dijo: “¡Me gusta! y además ¡necesitaba un cambio!” 

Emma González, imagen inolvidable.

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