Opinión

Juan José Feijoo: J.J.

El tilo, árbol de la armonía de la vida, es un árbol de buen porte, de tallo recto y corteza lisa. Su principal virtud (la que más se conoce) es su facultad de calmar la excitación nerviosa y la inquietud. Su perfume inspira una armonía y dulzura que añade gran confianza y aceptación en los procesos de la vida, lo que le hace positivo y conformista. Evita los conflictos con otros árboles y nos ayuda a estar tranquilos y relajados en lo físico, así como a armonizar nuestra mente y nuestra emotividad. Nos aporta calor y ánimo para una mejor comunicación con las personas cercanas.

Juanjo Feijoo es larguirucho y tieso como el tilo, y aunque no es tranquilo, tiene la virtud de generar armonía y serenidad y con su ortodoxia y disciplina espartana es capaz de coordinar lo que se le presente y conseguir que todo salga bien. Metódico, pulcro y detallista J.J. es de los que nunca dejan un cabo suelto; firme y a veces exageradamente escrupuloso con su cometido, no se permite a sí mismo ni a los demás salirse de esa rígida norma de la que ha hecho su ideario profesional y personal.

J.J., como es súper conocido en Ourense, además de ser articulista de La Región, delegado en Galicia de la Asociación Española de Protocolo, autor de varios libros, entre ellos “Prontuario básico de protocolo”, gran histórico de la radio y organizador de eventos, es un notabilísimo experto en protocolo institucional, relaciones públicas y que en tiempos fue jefe del gabinete de comunicación de Santos Oujo, excelente conselleiro del Gobierno gallego. Pero sobre todas sus brillantes cualidades profesionales, en su imagen y personalidad destacan sus amplios conocimientos de las buenas maneras, faceta diferencial en estos tiempos en los cuales los comportamientos de educación y urbanidad en la sociedad suelen brillar por su ausencia.

J.J. es un tipo muy especial, casi nunca utiliza un coche, patea la ciudad a velocidad supersónica, siempre con su móvil en ristre, yo creo que añora el Bic y la miniagenda que con tanta eficacia utilizó durante años. Camarero de casi niño en aquel café Madrid, hijo de Ovidio Feijoo (mítico comerciante de Ourense y presidente del añorado Couto), J.J. ha desempeñado multitud de facetas y actividades, todas ellas relacionadas con la comunicación y el saber estar en la vida política y empresarial de nuestra ciudad. Hubo un tiempo que Juanjo fue oficiosamente candidato al cargo de jefe de protocolo del Ayuntamiento de Ourense, pero los responsables de dicha decisión, quizá olvidando la dedicación casi siempre desinteresada y los servicios prestados por digamos el eterno interino, decidieron hacer bueno el dicho aquel de: “Xa che farei un bon regalo cando te cases”, y después, si te he visto no me acuerdo. El tiempo cuestionó esa mezquina decisión. J.J. es hoy uno de los mejores expertos en protocolo de nuestro país, colaborador del Foro la Región (que nunca le ha dado la espalda) y brillante conferenciante en foros, universidades y eventos en los que cada vez más se precisa de la educación y las buenas maneras. Juanjo Feijoo me recuerda a Francisco Rabal en aquella tierna película de “Historias de la radio”, donde se cuentan tres relatos que tienen como eje central a los periodistas y radioyentes de mediados del siglo pasado y donde en la tercera historia un maestro de pueblo se presenta a un concurso de radio porque necesita dinero para llevar a un alumno a una importante operación en el extranjero. El concurso es de preguntas y el maestro las contesta todas hasta la última, y cuando los patrocinadores deciden que pierda, le hacen una pregunta sobre fútbol. A Juanjo le conozco desde siempre, soy uno de los innumerables empresarios ourensanos que nunca le agradeceremos lo suficiente su ayuda y apoyo en los difíciles comienzos de nuestros proyectos. Él fue mi relaciones publicas en desfiles, presentaciones, instituciones e incluso me hizo el nudo de la corbata en mi visita a la Casa Real. Juan José Feijoo Sánchez, un maestro y garante de las buenas maneras.

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