Opinión

Rafael Ángel Salgado

El rinoceronte de Java vietnamita o Rhinoceros sondaicus annamiticus es una subespecie extinta del rinoceronte de Java, un mamífero perisodáctilo de la familia de los rinocerótidos que se extinguió en 2010. Tenía un tamaño semejante al del rinoceronte negro. Se encontraba en Vietnam, Camboya, Laos y Tailandia. Sobrevivió una única población remanente, en el Parque Nacional Cat Tien, en Vietnam hasta 2010 (Wikipedia).

Rafael Ángel Salgado es un poco como el rinoceronte de Java, fuerte, con mucho empuje, directo. Si tuviera que embestir lo haría siempre en línea recta, de frente y sin mirar a los lados. Pero además es un personaje de los que escasean en nuestra sociedad, ya que no es muy frecuente que personas con esa media de edad rebusquen con tanto entusiasmo, divulguen con tanta vehemencia y se involucren con rigor y eficacia en la hermosa tarea de recordar nuestro pasado y el de nuestra ciudad y provincia.

Alguien dijo: cuando se muere un anciano se pierde una parte muy importante de la biblioteca de nuestra sociedad, por eso, ahí estriba el merito de Rafael, que a pesar de ser joven, todas las semanas nos recuerda en La Región y en su Facebook la historia reciente de nuestro Ourense, sus moradores, comercio y costumbres que a los jóvenes les viene bien conocer y a los mayores nos trae hermosos recuerdos.

Rafael nació un mes de octubre en Ourense; Celanova y Tui fueron también sus raíces, que compartió con Salamanca y siete años en Gran Canaria. Sus padres, un hombre del rural y una mujer de la ciudad, pelearon como aquellos padres de la posguerra, grandes luchadores por el futuro de sus hijos. Felizmente casado, tiene dos hijos, varón y hembra, de los que se siente muy orgulloso. Estudió Ciencias Empresariales, pero desde vendedor de ropa a los catorce años en las tiendas de su amigo Manolo Outeiriño hasta inspector de seguros pasando por auxiliar de detective y capataz de estiba (titulado en el Puerto de la Luz, Las Palmas de Gran Canaria) hizo de todo. Actualmente se encarga de las gestiones administrativas de la farmacia de su mujer y tiene un herbolario.

Aunque diga de forma irónica que se identifica con Falconetti, aquel malvado personaje de “Hombre rico, hombre pobre” de la serie de los ochenta, a mí no me encaja, ya que aquel era maligno y muy “trincón” y Rafa es un ser encantador, generoso, solidario y tremendamente humanista, por lo que yo le compararía con Marco Tulio Cicerón, que entre muchísimos méritos fue reconocido universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana, lo que en cierto modo se asemeja (salvando las distancias del personaje) con su inquietud por recordar y recuperar nuestra más reciente de Ourense.

Aunque el no se vea así, es muy extrovertido. Sus gustos musicales son muy variados, para él lo moderno es la música de los ochenta y noventa: Tarkus, Pink Floyd, Cohen y, desde luego, Police. Le relaja la Cantata 147 de Bach, o el Canon de Pachelbel, pero su canción es “Si tú me dices ven”, de Los Panchos. Sus aficiones: leer viejos periódicos, coleccionar viejos objetos, hablar con viejos amigos y pelearse con la naturaleza de su finca para que no todo envejezca.Un plato, una buena fabada, una centolla, o unos huevos con patatas; de carne, solo cerdo y vaca. Un viaje por hacer: Noruega, Finlandia, el frío norte europeo. Una manía u obsesión necesaria, ¿como si llevara once años escribiendo un blog en internet solo para leerlo él? También preocuparse por lo que aún no ha sucedido (aunque después no ocurra). Valora el respeto, no soporta el egoísmo; una frase que le guste: el pueblo que no conoce su historia esta condenado a repetirla. Yo nunca le he visto personalmente, pero he colaborado con él en un par de artículos. En una ocasión, y con su permiso, utilicé algunas de sus fotografías pero inconscientemente me equivoque al citar su nombre. Pero le leo y le sigo, porque su “Ourense no Tempo” me traslada a mi infancia, la de mis padres y abuelos... y me emociona con los recuerdos de mi juventud y de las gentes de nuestro querido Ourense. Rafael Ángel Salgado… nuestro ¡entrañable pasado!

Te puede interesar