Opinión

Ramón Blanco Fortes

Estornino pinto (Sturnus vulgaris)​ también conocido como estornino común. Mide unos 20 centímetros de largo, de color negro grisáceo y salpicado de blanco. Tiene un canto variado y la capacidad de imitar los sonidos de su entorno e incluso aprenderlos. De su talento para la imitación vocal dan fe obras literarias como Mabinogion, Plinio el Viejo y William Shakespeare. 

Ramón Blanco Fortes, como el estornino tiene un repertorio variado de sonidos, su voz con las de Pedro Arcas, Horacio Caneiro, Gerardo Rodríguez, Norat Sola y Esteban Plaza (que traeré aquí) quedará en la historia de la radio ourensana como unas de las mas agradables al oído de los escuchantes, característica que en el pasado reciente era muy valorada. Aunque también había y hay voces muy personalistas como: Joana (sensual), Mercedes Varela (polivalente), Feli (intrépida), Nuñez (romántica), Amparito (alegre), Vidal (discotequera), J.J (elegante), Vallejo (política), Fernández Sobrino y Manso (deportiva), Paco Sarria (retranqueira), Alberto Fernández (televisiva), Alberto Domínguez (incisiva), Mari luz Villar (Dulce), Antonio Nespereira y Jesús Álvarez (informativa)... y muchos más, que por su juventud o por mi frágil memoria pido perdón por no recordar, todos ellos dinamizadores de la información radiada local, profesión tan admirada y sanamente envidiada por los ciudadanos. 

Ramón Blanco Fortes es un hombre afable, educado, elegante y sobre todo muy humano, de gran capacidad organizativa, fue la eficaz lanzadera del despegue de varias emisoras de nuestra ciudad y aunque más tarde su total conversión a cadenas nacionales desnaturalizara su planteamiento inicial, ello no fue óbice para que en aquellos tiempos la información de la radio local y provincial fuera inmediata, personalizada, fresca y sobre todo muy participada y como se dice ahora, interactiva por la ciudadanía ourensana. Quien no recuerda aquellos notorios programas de "Ciento por uno", "Palestra", los directos con los enfermos del hospital, los consultorios , los concursos, las dedicatorias, las cartas a los reyes. Y sobre todo "Los Populares", acontecimiento que culminaba con una elegante cena donde se premiaba a las personas que a juicio de las llamadas y un jurado, habían merecido el reconocimiento público de sus conciudadanos. Recuerdo con mucho cariño el esfuerzo de Ramón Blanco Fortes y su entusiasta equipo, en la organización y desarrollo de aquellos actos en los que sin dinero, Ramón hacia gala de su capacidad de gestión para conseguir el apoyo y ayuda de un comercio con espíritu de colaboración unitaria y una idea, el reconocimiento a sus ciudadanos. 

A Ramón Blanco Fortes le conocí por Juan José Feijoo, colaboramos juntos en desfiles benéfico-sociales, eventos e incluso en una Fitur, de la que recuerdo que fui encargado de invitar a personajes de la moda madrileña y que a la hora anunciada, no estaban ni el conselleiro  ni  nadie que los recibiese, ante mi cabreo y preocupación, siempre recordaré con mucho cariño la ayuda de Ángel de Bierr, Marnotes de Carballiño y la intrepidez de Edelmiro Valladares,J.J y Ramón Blanco, que provistos de cámaras sin carretes, dispararon sus engañosos flases para que mis ilustres invitados, al menos sintieran que se les prestaba una especial atención. Luego en La Región, gentilmente, se hicieron eco de la información que yo les remití. A mí, Ramón, cuya pasión es su familia, la huerta su afición y la bonhomía su forma de vida, me recuerda a "El otro lado del cielo", un chico, John Groberg, granjero de Idaho, en el remoto reino de Tonga durante los años cincuenta.. El universitario  es enviado como misionero a una  isla de la Polinesia. Llega a un nuevo mundo, habitado por gentes muy distintas de las que él había conocido y a un entorno paradisíaco que poco a poco irá descubriendo. 
En tu ganado retiro, con tu gran familia, regando con un sombrero de paja y los alegres ladridos de Ringo, todos seguiremos teniendo el placer de sentir La Voz.. y las buenas palabras de Ramón Blanco Fortes, el ¡buen amigo!

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