Opinión

Silvia Alonso

El zorzal colorado, Turdus rufiventris, prototipo del pájaro cantor, vive en un territorio muy extenso, por Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. En Argentina, su hábitat por excelencia es la provincia de Buenos Aires. Su canto, muy armónico, se vincula con la delimitación de su espacio, cercano al nido, y al amanecer o al atardecer puede prolongarse en sesiones de un par de horas. El zorzal pertenece al género Turdus, del cual hay unas 60 especies, algunas representadas por ejemplares cuyo prestigio les ha valido una amplia explotación literaria, como el ruiseñor, el mirlo o el petirrojo. Carlos Gardel fue llamado con justicia el Zorzal Criollo, en obvia referencia a una entonación inigualable.

El canto de Silvia Alonso, como el del zorzal, es de una extraordinaria armonía. El swing que no es sólo un estilo de jazz o una forma precisa de manejar el palo de golf, sino un don del alma, cuya gracia no se adquiere a ningún precio, se tiene o no se tiene y Silvia lo interpreta de forma magistral trasladando a los que la escuchan a un vuelo maravilloso entre nubes blancas y suaves como el algodón , como es ella, delicada en sus silencios y casi violenta en la parte más álgida de sus canciones. En estos tiempos en los que canta cualquiera, en los que a la voz se le niega la importancia y en los que todo lo vulgar se justifica con conceptos como novedoso, llamativo o creativo, la presencia de Silvia en un escenario viene a ser no solo un agradable reencuentro con la buena música, sino que también es un bálsamo de clase, estilo, saber estar y elegante profesionalidad, cada vez más escasa pero siempre muy valorada. 

silvia alonsoA Silvia Alonso yo la conozco desde muy niña, la recuerdo con sus padres Vicente y Maribel y jugando en el Club Santo Domingo con sus hermanos Vicente, Gabriel y Virna (compañera de mi hija Rosa). Silvia, de niña, tenía una gran memoria visual, se sabía todos los anuncios de la calle sin saber leer. Una vez, en Sanxenxo, cantó en brazos de su madre el “La La La” en misa y no se equivocó ni en una sola nota. Muy buena estudiante, devoraba todo papel o libro que tenía delante. En un Campeonato de España de Gimnasia Rítmica se equivocaron de música y le pusieron una que ella no había ensayado; en vez de protestar, acopló su ejercicio a esa música. Le dieron el premio a la Deportividad. 

Silvia Alonso es muy sensible, directa y generosa. De los demás valora la inteligencia y la bondad y no soporta la injusticia ni la ignorancia del prepotente. La comida que más le gusta es el entrecot y la paella de su madre, y su color preferido es el azul del mar de Sanxenxo.

Silvia Alonso me recuerda a Marilyn Monroe en “Los caballeros las prefieren Rubias”, cuando deslumbrante con el famoso vestido rosa y un collar de diamantes en su cuello interpreta “Diamonds are the girl’s best friend”. Sin embargo, la personalidad de Silvia es muy fuerte y aunque su vida y pasión son la música, esto no le impide mantener muy firmes sus convicciones e ideales, que no se apartan ni un ápice del camino que se ha marcado desde muy niña. Desde siempre, Ourense ha sido un lugar donde en el campo de la música han proliferado jóvenes talentos y de mucha calidad, seria bueno que los ourensanos, además de sentirnos orgullosos de ellos, intentáramos fidelizar un poco más ese sentimiento para mantenerlos siempre ahí arriba, con la etiqueta de algo muy nuestro.

Según el Génesis, las aves como el zorzal colorado fueron creadas en el quinto día. "Fueron de los primeros en llegar. Tratemos de que no sean los primeros en irse". 

Silvia Alonso Fernández, como el zorzal, es armonía pura, es nuestra... ¡princesa del swing!

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