Opinión

Ernesto Chao, el actor de Ribadavia

Ernesto Chao.
photo_camera Ernesto Chao.

A finales de julio y por razones de almanaque se hizo coincidir con el final de la 35 edición de la Mostra Internacional de Teatro (la MIT) celebrada en Ribadavia, la conmemoración de los 50 años del nacimiento de la asociación cultural Abrente, y el esperado homenaje al actor Nesto Chao Pino fallecido hace un año. Tres efemérides vinculadas estrechamente  entre sí.

La citada agrupación auspiciada por los sacerdotes que dirigían la parroquia recibió en sus orígenes el nombre de Tele Club Ribadavia, se constituyó en abril de 1969 y sus fines eran, tal como rezan sus estatutos, la promoción de todas las actividades culturales en la villa y su comarca. Cuatro años más tarde, sumándose a los eventos del 17 de mayo, se inició la Mostra de teatro en galego y el concurso de obras teatrales, también en gallego, que se mantendrían a lo largo de ocho ediciones, con el balance de un centenar de grupos que acudió a las representaciones, 150 obras que se presentaron al concurso, y ocho galardones Premio de Teatro Abrente que descubrieron a autores hoy consagrados. Estas Mostras son el honroso antecedente de la actual MIT. 

Fue en el contexto de las tareas de la agrupación cuando, a comienzos de los setenta, el cuadro de actores representó en el Cine Río, Llama un inspector de J. Priestley. En el elenco figuraban entre otros, Rosa Álvarez y su marido Nesto Chao, y dicha obra constituyó para la pareja de actores, el bautismo de fuego ante el auditorio local que petaba la sala. Junto a otros vecinos, fueron miembros fundadores de Abrente y en distintas ocasiones, los dos ostentaron la presidencia de la sociedad.

Tras la marcha de Ribadavia comienza la dedicación al teatro. Años difíciles de estudio y formación, recuerda Rosa, en los que resultaba casi imposible compaginar el mundo de las tablas con la cotidiana vida laboral. Precisamente tratando de profesionalizar el trabajo de los intérpretes, fundó Ernesto Chao la Asociación de Actores e Actrices de Galicia, y siguiendo en la línea de dignificar la profesión, creó también la Asociación de Compañías de Teatro Galegas, de la que fue  presidente.   

El Nesto, como fue conocido siempre en Ribadavia, se movió en todos los terrenos de la interpretación. Actor de doblaje, su rostro se hizo popular al protagonizar la campaña publicitaria Dona os teus riles, en la TVG, medio en el que participó en numerosas series entre las que destaca por su popularidad y permanencia en pantalla, Platos Combinados. También trabajó en otras cadenas de ámbito nacional, interviniendo en capítulos de Cuéntame (TVE), Aquí no hay quien viva y Fariña (Antena 3). Su estreno en el cine fue con Divinas Palabras, compartiendo cartel con Ana Belén, Imanol Arias y Paco Rabal, a la que seguirían una veintena de cintas entre las que destaca Condenado a Vivir, en la que encarnó al tetrapléjico Ramón Sampedro reivindicando su derecho a morir, siendo la primera película en la que el cine español abordó el asunto de la eutanasia. La magnífica interpretación de Nesto, dirigido por R. Bodegas, no desmereció un ápice a la posterior interpretación que del tema hizo el oscarizado Bardem.

Como actor teatral participó en más de 35 espectáculos con distintas compañías. Ocupó durante dos años la dirección del Centro Dramático Galego y en el año 2001 con Rosa Álvarez crearon la compañía Lagarta, Lagarta S.L. con memorables montajes como Aeroplanos, que disfrutamos en Ribadavia. Sus interpretaciones en los escenarios le valieron los mejores premios: el Compostela de Teatro, en dos ocasiones, por el Rey Lear, a la mejor interpretación masculina, y como mejor actor protagonista, en Galileo Galilei; su rol principal en Condenado a Vivir, obtuvo el Chano Piñeiro del audiovisual galego; la MIT en el auditorio del castillo de los Sarmiento, le entregó el Premio de Honra Abrente y en el 2008 recibió por toda su trayectoria profesional, el Premio de Honra Fernando Rey.

Ernesto Chao fue un actor que, abarcando todos los registros, llegó al gran público. No necesitó epítetos pero el Miro Pereira, el personaje que lo hizo tan popular, se encargó con sus morcillas de situar a Ribadavia en el epicentro del Bar Suizo en la serie Platos Combinados. Las situaciones más inverosímiles sucedieron aquí: maremotos, tsunamis, tifones… los comentarios sobre dichas noticias los remataba el Miro con un rotundo: onde vai que pasou iso en Ribadavia… alí haiche de todo… por lo que en el subconsciente del público quedó el nombre de Nesto vinculado al de la villa. 

Fue en el reciente homenaje cuando la resignada esposa del Miro (Mabel Rivera) y el cuñado (Morris), emocionados ambos, recordaron al compañero y querido amigo que con ellos trabajó en y para el teatro, y fue un amigo de siempre, José Luis Rey, quien puso la nota local al recordar "los teatros" que siendo niños organizaban en los portales de sus casas, representaciones infantiles en las que el Nesto ya apuntaba maneras de actor. Tras el acto en el ayuntamiento abarrotado por familiares, actores, amigos y vecinos, la comitiva se trasladó a su casa natal para descubrir una placa en su memoria que, es preciso decirlo, sorprendió a todos, pues su reducido tamaño y las características del material, la hacen pasar  inadvertida para el viandante.

Con motivo de su fallecimiento, del que se cumple ahora un año, la prensa destacaba unánime,como seña de identidad, El actor de Ribadavia, la población de la que tanto alardeó su alter ego, y en la que reposan sus cenizas junto a un libreto del Rey Lear y la cinta Condenado a vivir. La villa querida que en reconocimiento a su carrera como actor y, en justa reciprocidad a la promoción que le brindó, debe incluir su nombre en el callejero urbano.

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