Opinión

Jueces, no justicieros

La decisión del pleno del Consejo General del Poder Judicial de sancionar a la magistrada Pilar de Lara por sus retrasos injustificados y sus investigaciones prospectivas puede haber reconfortado pero no reparado el daño a los que ha descabalgado injustificadamente de la carrera política y/o sometido a un cruel y escarnio público con miles de miles de conjeturas, escritas en largos tomos, algunas de las cuales se han caído ya por su propio peso. Aunque la herida causada a los que el tiempo vaya demostrando inocentes es irrestañable, el correctivo hace pensar que la Justicia nos preserva también de los jueces justicieros.

Pero la jueza no se apea de la burra. Su letrado anunció que recurrirá ante el Tribunal Supremo la sanción por falta muy grave de siete meses y un día de suspensión de empleo y sueldo, que conlleva la pérdida de destino, intentando preservar la plaza de su defendida. Parece una tomadura de pelo. En cualquier otra actividad estaría en juego el puesto de trabajo, no la sede del mismo.

Pilar de Lara ha creado un terrible contexto, invitando a chivatos a levantar falsos testimonios a cambio de una rendija por la que escurrir el bulto. Y ya que la magistrada es aficionada a la música, tendría que saber que iniciar una operación por un anónimo o la delación de alguien que está con la soga al cuello es tocar de oído. Cantaría lo que le dijesen a cambio de una salida. 

En Ourense y en otras partes de Galicia todavía estamos pagando las consecuencias de investigaciones por chivatazos anónimos y declaraciones inconsistentes, que en algunos casos se demostraría después la falsedad. Hay que combatir la corrupción sin reservas, pero con criterio y sin prejuicios ni destinatarios prefijados. Los jueces son parte desl sistema democrático, no están por encima. El castigo a Pilar de Lara es un aviso para los que pretendan convertirse en justicieros o ajusticiadores.n

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