Opinión

El derecho a la información

Tan importante y fundamental para la democracia es el derecho al voto, que los ciudadanos podemos ejercer en contadas ocasiones, como el de la información, que es posible ejercer a diario. Cuando la aristocracia de los partidos nos pide que ejerzamos el primero de esos derechos a su favor, se olvida en ocasiones de ofrecernos los datos precisos para que podamos ejercer el segundo. Se olvida, por ejemplo, de informar sobre quiénes son las personas para quienes nos piden el voto.

Hay incluso casos extremos, como el producido recientemente en Ourense, en el que una fuerza política presenta en sus listas a una persona condenada por compartir pornografia infantil y a otra con condenas por varios casos de violencia machista y, una vez conocidos estos hechos por la opinión pública, se limita a decir que “lo desconocía”. ¿Qué clase de dirigente político puede pedir a la ciudadanía que vote a personas que ignora quiénes son? ¿Qué clase de dirigente político puede además disparar al mensajero por informar de lo que los ciudadanos tienen el derecho de saber? Probablemente uno a quien le importan más sus negocios que las personas que tiene a su alrededor y aquellas a las que se dirige; uno a quien no le importa usar y tirar a hombres y mujeres según convenga a sus propios intereses. 

Que en esos casos mencionados las personas implicadas tienen todo el derecho del mundo a ser candidatos, nadie lo pone en duda, y que sus posibles votantes tienen también todo el derecho del mundo a saber a quién votan, tampoco nadie debería dudarlo ni, mucho menos, cuestionarlo. Con mimbres de ese perfil y esas ideas es como la democracia y los demócratas pueden echarse a temblar.

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