Opinión

LA OCURRENCIA DE LLEVAR EL TRÁFICO POR A CAÑIZA

De las autoridades se espera la resolución de los problemas que afectan a los ciudadanos y no que los agranden e incluso agraven, como es el caso de la habilitación del trazado alternativo con motivo del cierre del túnel derecho en la A-52 a la altura de A Cañiza en sentido a Vigo. El colmo es cuando para perpetrar tal disparate se aducen razones de seguridad, de tal suerte que incluso deberíamos estar agradecidos. Los que mandan son así.


La realidad es bien distinta. Como saben los lectores, el mencionado túnel está cerrado al tráfico debido a las obras que se realizan en él, que se calcula durarán unos tres meses. Fomento decidió desviar el tránsito en sentido Vigo por el túnel que tradicionalmente da servicio en dirección a Ourense. A su vez, quienes circulen hacia aquí son derivados antes de llegar a ese punto por carreteras secundarias y la antigua Nacional 120, cruzando núcleos de población, así como el propio centro de A Cañiza de cabo a rabo. Resulta excusado señalar que con la densidad de tráfico que soporta, este periplo resulta un peligro para los automovilistas, los peatones y los residentes en las localidades por las que pasa, además de una pérdida de tiempo injustificable.


Alegar medidas de seguridad a base de habilitar un recorrido de 23 kilómetros con un trazado tortuoso e inadecuado para los tiempos que corren y la densidad que debe soportar, es un ejercicio de cinismo que los ciudadanos no pueden aceptar ni con la mejor voluntad. Menos, cuando todo el mundo sabe ?incluidos los que toman este tipo de decisiones- que sería más lógico y fácil dirigir la circulación por el túnel ya reparado, habilitando un carril en cada sentido. Hay un buen número de fórmulas para garantizar la seguridad, de forma que los riesgos a asumir sean siempre mucho menores que los que comporta el trazado actual.


De hecho, es la medida que adoptan en países de nuestro entorno, considerados desarrollados y modernos, para solventar dificultades derivadas de las obras en la calzada, sin dejar de lado la preocupación por los usuarios, antes bien, la ponen por delante a la hora de buscar alternativas. Sirva como ejemplo que idéntica solución a la propuesta funcionaba muy cerca de la ciudad suiza de Davos, donde periódicamente se reúnen los líderes mundiales para hablar de los problemas de actualidad y de soluciones de futuro. A base de gestión y eficacia, buscan las fórmulas menos molestas. Aquí no, porque para los responsables, pensar es un lujo y pensar en los demás, un coste inasumible.

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