Opinión

Analistas fantásticos

Desde hace una semana un policía municipal de Barcelona que se vio obligado a matar a una perra de notable porte que le atacaba recibe amenazas en las redes sociales como “Morirás a plomo”, “Vamos a matar a tu familia”, además de sufrir manifestaciones de animalistas ante su cuartel con similares lemas.

Las familias se separan, por lo que los animales humanizados por Disney son vistos como los únicos parientes.

Si viviera Félix Rodríguez de la Fuente, que fue jefe de una manada de lobos, lo perseguirían como a un asesino por defender la caza para mantener el equilibrio ecológico.

“Sota” pertenecía a un joven mendigo extranjero de los muchos que hay en Barcelona y a los que llamamos “sin techo”, pero cuya vida de abandono de toda obligación, trabajo o iniciativa, más el alcohol y las drogas, suele llevarles voluntariamente a esa situación.

Una patrulla policial acudió al lugar donde estaba el joven, que con su perro sin bozal intimidaba a los viandantes. Según los policías azuzó al perro, que atacó y mordió a uno de ellos, que le disparó y lo mató. Le mordió sin saber el agente si estaba o no vacunado.

Perros grandes potencialmente peligrosos sin bozal: hace poco más de un mes dos de ellos mataron a sus dueñas, primero a una madre y después a una hija, en Colmenar de la Oreja, a 40 kilómetros de Madrid.

Tres años atrás las autoridades sanitarias sacrificaron a “Excalibur”, perro de raza peligrosa porque desconocían si había contraído el ébola de su dueña, Teresa Romero, que pidió 150.000 euros de indemnización por su muerte.

Entonces en Madrid, como ahora en Barcelona, manifestaciones de animalistas, seres humanos cargados de ira pidiendo la ejecución de los humanos que “asesinaron” esos perros.

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