Opinión

Artadi, la indignidad separatista

Sin que sea carnaval circulan separatistas catalanes de ambos sexos solos o en grupos con objetos o vestidos amarillos, a veces dando gritos, otras sacando inacabables cintas de la boca, enterrados imitando árboles, a rayas de ese color como antiguos presos, con imitaciones de celdas alrededor de la cabeza… Figuras grotescas con el amarillo como símbolo que demanda la liberación de los políticos autonómicos que dieron un golpe de Estado cortado en el último momento por el gobierno, y ahora juzgados por el Supremo.

Los amarillos están abducidos, recuerdan a los Hare Krishna que aparecen en lugares concurridos cantando mantras con kártalas, platillos chillones. A alguien se le ocurrió demandar la libertad de los golpistas poniéndose lazos amarillos -símbolo internacional del Día de la Endometriosis, que fue ente miércoles, 14 de marzo- y la propuesta prosperó. Ahora hay lazos enormes con banderas separatistas que deben retirarse por orden de la Junta Electoral, pero sólo de instituciones públicas, y el presidente de la Generalidad ha anunciado que la desobedece.

Elsa Artadi, consejera de la Presidencia, Portavoz de la Generalidad y sacerdotisa de esta una nueva religión, ha relacionado esa orden con el caso de Ana Frank, la niña judía que pasó dos años escondida de los nazis y cuyo diario, publicado tras su captura y su muerte en un campo de concentración, conmovió al mundo como muestra del Holocausto. Artadi comparaba la ausencia de libertad de expresión de aquella víctima con la orden sobre los lazos amarillos en los centros públicos, que deben ser neutros, y más en campañas electorales.

Los separatistas están enloquecidos. Tanto, que la embajada de Israel denunció públicamente la indignidad de equiparar España con los nazis que llevaron al Holocausto a seis millones de judíos.

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