Pedro Sánchez le prometió el control de Radiotelevisión Española a Pablo Manuel Iglesias, y ahora el populista defensor del desastre del chavismo exige además dirigir la Agencia estatal EFE, el principal proveedor de noticias de cientos de medios españoles e iberoamericanos.
EFE nació en el franquismo con la fusión de tres agencias menores iniciadas con esa letra, Fabra, Febus y Faro, pero pese a la dictadura sus periodistas, muchos de ellos con experiencia exterior en medios prestigiosos, trataban de emular la neutralidad de las grandes agencias extranjeras, como AP, UPI, AFP o Reuters.
En los 1960 y bajo una dictadura que iba ablandándose, los medios españoles necesitaron muchos profesionales, cuya mayoría ya eran antifranquista, por lo que EFE, como los diarios Pueblo o Arriba, llenó la redacción de “rojos”.
Sus directores tenían formación internacional como Carlos Mendo, fichado en 1969 de la estadounidense UPI, iniciador de la red latinoamericana con corresponsales cuyas ideologías, como las de sus sucesores, liberalizaron la información y construyeron una empresa que superó en calidad y éxito a la mayoría de sus maestras y competidoras extranjeras.
EFE creó un espíritu “agenciero” en el que nadie opinaba, sino que solo informaba, como describe un director jubilado en su enjundioso blog Entre Andorra y Gibraltar: “Después de 30 años de informar sin opinar, al periodista Miguel Higueras le ha llegado la hora de la revancha: la de opinar sin informar”.
Pero Pablo Manuel Iglesias quiere controlar EFE. Y no para informar, sino para completar el sistema totalitario del agitprop chavista que exige para RTVE.
La Venezuela de Maduro será un paraíso, en Irán las mujeres que no quieran llevar velo están corrompidas por el capitalismo occidental, y así todo.
Pedro-Pablo trae manipulaciones y censuras castristas.
