Opinión

Shock de modernidad

El único “shock de modernidad” que se dio últimamente en gran parte del mundo fue el de la homologación del matrimonio homosexual con el heterosexual, revolución pionera en la España de Rodríguez Zapatero que rompió un tabú que encarcela, tortura y ejecuta a los afectos del mismo sexo en muchos países, especialmente islámicos.

El diputado socialista Eduardo Madina promete ahora aplicarle a España otro “shock de modernidad” si los ciudadanos, primero los socialistas, se dejan dirigir por él. Pero después del choque de Zapatero es difícil encontrar otro, como no sea abanderar una revolución comunista o fascista; ni siquiera cuando prometió que lucharía para que España fuera una república escandalizó a nadie.

“Shock de modernidad”, una expresión pueril viniendo de alguien sin iniciativas, sin mayor historia política que no fuera a la sombra del osado, él sí, Zapatero. Es un hombre timorato y dubitativo: aun queriendo dirigir el PSOE, cuando temió tener como rival a la presidenta andaluza, Susana Díaz, quiso retirarse de la lucha; sólo volvió cuando ella anunció que no competiría.Insinuó que apoyaría un referéndum separatista en Cataluña, pero se desdijo al detectar reacciones hostiles. Prometió luchar para traer la III República, y al descubrir resistencias entre socialistas veteranos también se echó atrás, acobardado.

Quizás su “shock de modernidad” sea aceptar las bodas de niñas con viejos, el chador en las mujeres y ahorcar homosexuales, como predican los islamistas en la televisión iraní HispanTV en la que colabora Pablo Iglesias Turrión, el nuevo gurú de la izquierda, cuyas ideas y proyectos readapta y copia Madina. Sería una manera de continuar realmente la Alianza de las Civilizaciones de Zapatero.

Ecologista confeso, también puede recomendarnos usar camisetas sudadas como Iglesias para ahorrar agua, consumir poca energía y reducir el calentamiento global.

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