Opinión

La administradora única

El disparate nuestro de cada día se ha detectado esta vez en RTVE, el gigantesco medio audiovisual de comunicación depositado de modo aleatorio en las manos de una antigua locutora de la casa en edad de jubilación llamada Rosa María Mateos, cuya posición privilegiada se lucra de una provisionalidad que dura ya tres años largos y cuya continuidad parece garantizarse mientras permita la comisión de actuaciones como la que ha colocado la mañana del pasado martes en boca de todos a la cadena y la ha convertido en histórica. Es la primera vez que el primer canal del ente público de radiotelevisión incluye un cartel específico de desprecio a la Monarquía, y consagra como propio un ataque abierto e intencionado al Rey y a la Familia Real. A pesar de algunos escarceos que sugerían por dónde van a día de hoy los tiros en relación con la estima que en varias parcelas informativas del medio suscita la Corona, nunca antes se había expresado de modo tan directo. El martes se abrió la veda. Durante el programa matinal “La hora de la 1” y mientras se informaba a los espectadores de que la Princesa de Asturias cursaría sus dos próximos cursos escolares en el País de Gales, los responsables del espacio han colocado durante más de dos minutos un cartel a pie de pantalla que rezaba así: “Leonor se va de España como su abuelo”.

Rosa María Mateo asume el inefable cargo bautizado con el pomposo subterfugio de “Administradora provisional única” y con él por bandera ha firmado una comunicación oficial que pretende explicar el desastroso suceso y las medidas adoptadas por ella misma que constituye la cúpula en forma de mando único por el que se gobierna la mayor factoría de información y ocio de la nación: el ente público Radio Televisión Española, un gigantesco medio de comunicación que pagamos todos los españoles pero cuya inequívoca tendencia solo refleja el sentir de la mitad de ellos. Esta situación incomprensible debería haberse solucionado un mes después de esta medida provisoria, pero no ha sido así y Mateo permanece en su puesto asumiendo en su mano todos los cargos decisorios de la compañía. Ha cesado a los responsables del rótulo y ha pedido perdón. Pero ni esta medida basta ni su propia continuidad es garantía. RTVE hace tiempo que ha dilapidado su prestigio. Y además, la fuga de espectadores es continua. Es natural.

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