Opinión

Apelar a la ONG

El gran carnaval político existencial en el que ha derivado esta sociedad navegante perversa del nuevo siglo de las luces en el que habitamos, ha ido improvisando delirantes subterfugios para tratar de congraciarse consigo misma en su desesperado intento de saciar deudas contraídas y explicar lo inexplicable. Para atender al complicado frente abierto de la conciencia social se ha echado mano con frecuencia de las ONG que, dicho sea de paso, han sido algo así como un chico para todo que igual sirve para un roto que para un descosido. Apelar a las ONG para esquivar el complejo deudor que tienen ciertos estamentos del primer mundo con el tercero es una práctica habitual entre los miembros más petulantes de este colectivo permanentemente abierto a la influencia de la imbecilidad más dominante, y así, cuando uno no sabe qué hacer para que se le note su conciencia y su identificación con los menos favorecidos, o bien se afilia a una ONG o bien se inventa una.

Uno de los inventos más mamarrachos en este campo es la Fuck for forest, una denominación que no necesita por obvia ser traducida al castellano con la que se define una ONG en la que se agrupan jóvenes de ambos sexos que se dedican expresamente a la muy noble expresión de follar a campo abierto y a la mejor salud de las superficies boscosas, a las que se trata de defender de la agresión exterior mediante este gratificante y milenario ejercicio. Nadie me ha explicado todavía cómo pueden armonizarse ambos deseos -ambos sumamente loables- y qué mecanismo de defensa de la vegetación se deposita en el hecho de hacer el amor en su entorno, pero la ONG referida está ahí, fue fundada hace diez años por un noruego y una sueca que no han parado desde entonces, y en la actualidad tienen cerca de 1.500 seguidores que se dedican a esta actividad y suponen que cada orgasmo obtenido en un marco tan natural y espontáneo contribuye de modo muy decisivo a la salvación del planeta, benditos sean.

La palabra follar –que con tanto recato se pronunciaba antes y tanto escándalo causaba- no es más que una consecuencia de la medieval expresión folgar de cuyo tronco se obtienen también otros términos como por ejemplo, huelga. Huelga decir por tanto que para holgar hasta donde el cuerpo aguante y hacerlo en medio de la foresta no es necesario echar mano de tantas sandeces. Se huelga y basta.

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