Opinión

Billete de ida

En política hay situaciones que no tienen vuelta de hoja. Por mucho que se camuflen, se agazapen o se disimulen, lo hecho, pues hecho queda  y los errores a la larga se pagan. Así, a vuelapluma, la cesión de la gestión de la Seguridad Social para la comunidad vasca tiene viaje de ida y no de vuelta. Con ella, el País Vasco culminará la cesión de todas las competencias del Estado a su ámbito territorial. Tiene Educación propia, Sanidad propia, Cultura, Industria, régimen fiscal exclusivo, policía foral con entera competencia en materias como el tráfico y la investigación judicial y criminal, puertos otrora del Estado, centros penitenciarios, tribunales, medios de comunicación públicos, aeropuertos, fronteras, gestión de pasaportes y extranjería…etc. y ahora Seguridad Social. Con una particularidad. Si la gestión no es buena y los departamentos citados no funcionan o pierden cuartos –no olvidar el vertedero de Zaldíar que se ha cobrado dos muertos y que está contaminado de amianto sin que se supiera esta circunstancia hasta que la tragedia lo ha desvelado- ahí está el gobierno español para reponerlos. Esta absurda deificación del estado autonómico dictamina por tanto que si se gana dinero, lo disfruta el territorio, y si se pierde dinero, lo paga Estado.

Puestos a aplicar la repetida verdad de los caminos de ida que surcan la política, me temo que el que también se ha cegado el retorno es el ministro de Movilidad, José Luis Ábalos al que su señorito ha abandonado a su suerte y así apareció ayer en el Congreso encarnando la desventurada estampa del caído en desgracia. Sánchez ya ha dicho que el ministro fue a encontrarse con doña Delcy por propia iniciativa y esa es una señal muy mala, viva estampa por otra parte del tremendo ejercicio del sacrificio calculado, ese que toca a los segundos el día que los primeros se percatan de que si no me cargo a éste, él me la lían a mí. Un Ábalos incómodo, nervioso y atropellado, trató de defenderse a guantazos pero su suerte está echada y sin camino de vuelta. Ábalos esta condenado.

 No será hoy ni mañana, pero el ministro abandonará sus funciones un día cualquiera en un relevo pactado que le conducirá a un destino discreto, confortable, sin grandes responsabilidades reales, alejado del ruído y bien remunerado. La historia de Delcy Rodríguez se lo ha llevado por delante probablemente sin merecerlo porque es un mandado, Pero así son las cosas.

Te puede interesar