Opinión

Bolos informativos

La mayor parte de las tertulias que se escenifican en los diferentes canales de televisión utilizan un reducido equipo de periodistas que, al estilo de las compañías de teatro, va rotando por los diferentes estudios y afrontando con el gesto impávido y la boca plena cualquier temática que se presente sin importar la dureza, la virulencia o la complejidad del temario elegido. Las compañías de teatro hacen bolos por los escenarios al completo de la vieja piel de toro mientras que estas agrupaciones cerradas de profesionales de la información muestran sus conocimientos en aquellas mesas de debate que se abren a sus valoradas presencias. Hace unos años, esas mesas de debate estaban espléndidamente remuneradas y sospecho que la crisis ha obligado a reducir el caché. Pero supongo que siguen siendo un complemento jugoso y a nadie le amarga un dulce. Muchos de los participantes son directores de sus respectivos medios y a veces me pregunto cómo se puede estar prácticamente  cada día de la semana en una tertulia y ser máximo responsable de un medio de comunicación. Mis experiencias como director y la dedicación que recuerdo había que poner en la tarea me dicen que no es posible. O una cosa u otra. Pero no las dos al mismo tiempo.

Lo digo porque ayer le voló la silla a Arsenio Escolar, uno de esos periodistas veteranos y de larga trayectoria, con nutrida presencia en las tertulias al que sospecho le ha pasado factura tanta dedicación a otras tareas al margen de la suya como responsable de “20 Minutos”, el gratuito que ayudó a fundar y de cuya aportación sus actuales dueños han prescindido lo que se dice de la noche a la mañana. Es el nuestro un oficio que tiene un punto de comparación fácil de suponer pero en modo alguno disparatado con los entrenadores de fútbol a los que solamente los goles les garantizan su presencia en el banquillo. A nosotros nos ayuda mucho que el periódico se venda como es debido y que los índices de lectura y difusión sean medianamente buenos. Es decir, los goles de ellos son los ejemplares nuestros. No lo es todo pero es mucho.

Vivimos tiempos convulsos para todos y los medios de comunicación no son en absoluto ajenos al completo cambio que se opera en todos los sectores sociales. En todo caso, el futuro que aguarda al sector de la información está especialmente en manos de los que lo practican. De su talento, de su capacidad de adecuación a los tiempos, de sus virtudes profesionales y de los principios que deben regir nuestros destinos. Honestidad, rigor y formación. Necesitamos dignificarnos como colectivo y trivializar nuestra profesión no es el mejor sistema de redimirnos.

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