Opinión

La dama de los pechos grandes

Aquellos que estudian con aplicación y rigor los acontecimientos pasados y reflexionan sobre ellos con el loable objetivo de que un ejercicio semejante sirva para afrontar el futuro procurando no cometer los errores del pasado, suelen acabar convencidos de que tal empeño es inútil y que las experiencias obtenidas sobre tiempos anteriores se conocen pero no valen para corregir lo que podría ser corregido. Cuando yo mismo me asomo a esos pasajes de nuestra historia pasada descubriendo en cada pliegue de su libro personajes y situaciones tan asombrosamente parecidas a las de hoy que podrían guiarnos en la correcta conducción del ahora, también me avengo a admitir que todo esto no tiene cura. Probablemente ahí reside nuestra miseria, pero también nuestra grandeza como pueblo impertérrito que resiste lo que le echen y no se apabulla ante nada. Las experiencias más dolorosas sirven para que la piel se haga bien dura.

Leo en los diarios la sorprendente historia de una joven excepcionalmente bien dotada a la que se conoce en los círculos sociales y el nocturneo como la “Pechotes”, una amiga íntima de este genio de la lámpara que hemos dado en conocer como “el pequeño Nicolás” al que los juzgados acusan de un torrente de delitos de intensidad mediana y del que los diarios están haciendo uso y abuso como tantas otras veces olvidando quizá que para que uno reciba otro ha de dar y que tan responsable de esas varias estafas es el pintoresco joven como quienes le allanaron el camino para cometerlas.

Pero este país es tan dado al drama para sus cosas que esta “Pechotes” tan maciza ella y tan despachada, ha pasado de conocida en el reducido ambiente de sus amistades más íntimas entre corrillos de discotecas a fenómeno mediático, y quien antes presentaba fiestorros juveniles porque estaba muy buena y era muy simpática puede hoy alcanzar cotizaciones astronómicas si se aviene dar la cara. He leído por ahí que le ofrecen 30.000 euros por ser carne de “prime time” y no hay que hilar muy fino para suponer que la “Pechotes” se lo está pensando. Podría incluso darse la sincopada situación no desdeñable de que ella y el pequeño Nicolás fueran a medias. Y se forraran.

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