Opinión

El ángel caído

La escultura dedicada al Ángel Caído que se encuentra instalada en el paseo de Coches del parque del Retiro en Madrid es uno de los pocos monumentos  dedicado al diablo existente en el mundo. Es obra del escultor madrileño Ricardo Bellver, quien la modeló en yeso en 1877, mientras disfrutaba de una beca de estudios en Roma, y fue posteriormente fundida en bronce y colocada en su actual emplazamiento tras ganar la medalla de oro de Bellas Artes y ser adquirida por el Ayuntamiento capitalino en 4.500 pesetas de las de entonces.

La estatua se instala sobre un pedestal obra de Jareño que alberga además una fuente pública. Y todo el monumento se sitúa en un emplazamiento que ocupa la cota 666. Es decir, que está a 666 metros sobre el nivel del mar lo cual no es muy extraño porque toda la ciudad está a unos 667. Lo que pasa es que el 666 es también el número de la Bestia y, teniendo en cuenta que el motivo de la obra es un Lucifer desnudo y aullante, rodeado de serpientes y expulsado del paraíso a patadas, no es aventurado sospechar que en ese punto concreto de Madrid pueden pasar cosas muy chungas, y que la propia ciudad esboza una vocación satánica que para qué las prisas. 

Un antiguo obispo de su diócesis se infló a declarar que Madrid era una inigualable cuna de vicio, lascivia  y pecados de toda condición, y quizá ese vocación por la descastada holganza que caracteriza a los madrileños tenga su motivo principal en la estatua de Bellver que preside uno de sus rincones más representativos, por cierto, a un tiro de piedra del Congreso de los Diputados donde se darán cita sin duda castos y castas, libertinos y libertinas, virtuosos y virtuosas, en sintonía con el régimen de costumbres de cada cual y cuyas prácticas son cosa propia mientras no interfieran el correcto desempeño de sus obligaciones. 

Como el desempeño es cuando menos dudoso, algo tendrá que ver la proximidad de esta inquietante escultura que tras la verja del Retiro los contempla a todos, en el desolador panorama impuesto por sus señorías en sus expresiones y actuaciones que nos han deparado una suerte de Gobierno carambola al que no le auguro yo un futuro muy brillante. A ver si va a ser verdad que lo de la cota 666 –debe ser la misma que la del Congreso- tiene algo que ver en este caos parlamentario cuyos leones deben estar los pobres deseando marcharse de la puerta con viento fresco.

Te puede interesar