Opinión

El nuevo protocolo

Uno de los personajes que el nuevo marco social ha despeñado literalmente se llama Plácido Domingo, una figura mundialmente valorada que ha pasado en cuestión de días de héroe a villano, y cuyo modo de tratar a sus compañeras de reparto en los escenarios probablemente sería considerado disculpable en los momentos en los que esas actitudes se produjeron, pero que en este nuevo escenario surgido al amparo de un justo proceso de rescate de la dignidad de la mujer, resulta intolerable. Domingo es uno de esos ejemplos de machismo solapado que en su tiempo se emboscaba tras una imagen de personaje atractivo, mundano, castigador y galante tras cuyas actitudes se escondía un torvo acosador amparado en la sombras de su propios encantos, su posición de preponderancia y su figura campanuda y poderosa de divo y gran personaje.

Acosado por la creciente ola de hostigamiento generado por el nutrido grupo de compañeras de reparto que se sintieron vejadas por su modo de producirse en su presencia, Domingo se ha expresado estos días con la ambigüedad de quién sospecha que ha desarrollado comportamientos que no pueden ser tolerados en esta época, pero convencido también, al menos en un primer nivel de conciencia, de que no ha hecho mal a nadie o al menos de que, cuando se produjeron los hechos, las costumbres de la época le permitían las licencias. Licencias que debió practicar a diestro y siniestro a juzgar por el número de artistas que le han denunciado. Se trata probablemente de un caso no único ni aislado de sujetos que se pasaron su vida acosando mujeres a costa de supuestas frivolidades entonces disculpables: coqueteos, proposiciones, piropos, imposiciones, manos volanderas, besos robados y seguramente también, situaciones aún peores de humillaciones, amenazas, coacción y chantaje. Hace todavía muy pocos años, este tipo de escenarios no estaban reglados y las mujeres hubieron de aguantar y tragarse cientos de encuentros sumamente ingratos y degradantes que nunca fueron castigados y que incluso formaban parte de la conversación masculina como sinónimo de hombría y conquista.

Ayer dio luz verde el Consejo de Ministros a un nuevo contexto jurídico que regula y tipifica los supuestos de delito sexual, y con el nuevo protocolo en la manos a Domingo se le caería el pelo. En todo caso y aún librando de la Justicia, la caída del divo de la ópera ya es una caída a plomo.

Te puede interesar