Opinión

En la sombra

Cuentan las lenguas de doble filo que la nobleza del PSOE está que trina y comienza a desarrollar una estrategia compartida para frenar el disparate en el que nos está implicando un presidente al que su ego le ha perdido. La quinta columna del socialismo histórico, merecido heredero de los preceptos de la taberna Labra que se escribieron a golpe de soldaditos de Pavía, la forman egregios personajes de los que pusieron el país en la línea de salida para homologarse con Europa en pie de igualdad, y evitaron que nos salieran los colores que antes nos salían cada vez que se nos comparaba con nuestros vecinos continentales. Son nombres ilustres, de brillo y tronío, que se quitaron la chaqueta de pana y se pusieron de corbata para entrar en el circuito europeo. Renunciaron generosamente a muchos de sus principios –el republicano, por ejemplo- para asumir su papel histórico y ejercer con sentido común y entereza su responsabilidad institucional. Estamos hablando de veteranos cabezas de serie a los que el enrevesado tablero de monopoly que han montado los fontaneros de la Moncloa con Iván Redondo como sumo sacerdote al servicio del primer ministro es una goma que estira y estira hasta que no de más. Y entonces, ya veremos.

Yo no digo que sea o no sea así. Solo digo que merecería que lo fuera porque la situación a la que Pedro Sánchez nos ha conducido no solo rebasa todos los cálculos preconcebidos de dislate y megalomanía, sino que nos conduce a un momento muy difícil. Lo saben muchos de los que hoy están tratando de explicar y excusar sus comportamientos porque no tienen el cuajo suficiente para plantar el cargo y negarse a seguir por ese camino. Lo sabe, por ejemplo, Margarita Robles que es una mujer seria y juez de carrera, lo sabe la ministra Calviño, curtida en Europa y horrorizada cada día por todo lo que va viendo. ¿Lo sabrá Pedro Duque?, ¿reaccionará Grande Marlaska ante la íntima convicción de conocer para sus adentros en lo que se ha convertido?

No basta con asomar la patita y apuntar discretamente que no se está de acuerdo. Es lo que ha hecho Margarita Robles pero no basta. Lo suyo es expresarse con honestidad y dimitir. Los viejos prohombres de la socialdemocracia están en ello. Pero igual le hacen un favor a Sánchez. Lo que el quiere es quitárselos a todos de encima.

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