Opinión

Fútbol por encima de fútbol

El fútbol, para bien o para mal, se ha convertido en un hecho muy superior a su condición de ejercicio físico con el que nació y fue regulado en el marco popular de una taberna a finales del siglo XIX. Sus protagonistas ya no son desde hace mucho tiempo unos jóvenes de gesto inocente y traza atlética corriendo en ropas menores por un campo tras un pelotón inflado con aire comprimido, sino verdaderas estrellas en la constelación internacional que ganan fortunas, lucen moda carísima y marcan tendencias.

Las ropas que visten generan de inmediato ingente clientela, si se tiñen el pelo millares de jóvenes en el mundo los imitan, y si se aficionan a tatuarse la piel hay legiones de chicas y chicos que se tatúan al mismo tiempo. Es tal su influencia, que se ha convertido en argumento de actividad diplomática de primer nivel porque solo así se explica la celebración de un torneo que acogía la presencia de los cuatro equipos españoles con mayor número de seguidores en el exterior, celebrado en el Medio Oriente, una competición creada expresamente para cumplir esta misión en la que el fútbol se ha convertido en eje de una gran campaña inmersa en montañas de petrodólares para dignificar la imagen de Arabia Saudí y la de sus dirigentes a la que el Gobierno por medio del ministerio de Asuntos Exteriores no ha sido ajena.

En el podio de entrega del trofeo –una de esas finales que, con palabras de Gary Lineker, juegan dos equipos y siempre gana el Madrid- estaba el embajador español en Riad escoltado por dos de los poderosos príncipes del país, los presidentes de los equipos en disputa, el presidente de la RFEF y la presidenta de la Comunidad de Madrid de la que proceden ambas formaciones. Como el fútbol ya es un escenario de poderosísimas vibraciones por encima de demarcaciones y fronteras, Isabel Díaz Ayuso inspiró un auténtico torrente de opiniones en las redes sociales porque, no solo palmeó amistosamente en el brazo a uno de los jeques, sino que salió a este escenario sin velo, olé por ella.

Es el fútbol del siglo XXI y sus potentísimos intérpretes. A Quique Setién, un cántabro recogido y serio, se le han acabado los paseos entre vacas. Tras varias renuncias de candidatos mejor situados que él, le han hecho entrenador del Barça que es una cosa muy seria. Y muy compleja también. No es fácil dejar pasar ese tren, pero tampoco es fácil cogerlo. Setién puede acabar muy mal o muy bien, pero no es cosa del todo suya.

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