Opinión

La importancia de los soldaditos de Pavía

Hace unos días, me llamó un amigo para aconsejarme las tajadas de bacalao que ofrecen en “Casa Labra”, un bar castizo y hoy lleno hasta la bandera en los aledaños de la Puerta del Sol, donde la tradición dice que, en efecto, allí se comen los mejores “soldaditos de Pavía” –pinchos de bacalao rebozado que se rematan con una tira de pimiento morrón recordando los colores de la bandera nacional y de ahí su nombre- de toda la cristiandad. Local de espacio reducido donde parecen coincidir diariamente todos los guiris de paso por Madrid ávidos por disfrutar tapas de lo más castizo, la taberna permanece prácticamente inalterable desde la fecha de su fundación en 1860. A principios del siglo XX, Madrid tenía 850.000 habitantes y casi 2.000 tabernas censadas. Es decir, una taberna por cada 450 madrileños.

“Casa Labra” era una de las más populares. Tanto es así que en 1879, el tipógrafo gallego Pablo Iglesias y un heterogéneo grupo de 25 intelectuales, profesionales y trabajadores de muchos oficios, se reunían de tapadillo en aquella casa de comidas tan retrechera, y las secretas reuniones terminaron fraguando en la constitución de un partido político de raigambre obrera e inspiración marxista basado en movimientos ya existentes en Alemania, Francia y Reino Unido. Se fundó oficialmente allí el 2 de mayo de aquel año, y allí se redactaron sus estatutos, allí de nombró su primera junta directiva y allí se le puso nombre. Partido Socialista Obrero Español. Mi amigo me aseguró que no le extrañaba nada que se diera una circunstancia tan histórica en el local teniendo en cuenta la suculencia de las tajadas de bacalao. Yo lo tengo por cierto.

El PSOE de Pablo Iglesias es por tanto el partido político más antiguo de España y cuando se celebró su primer congreso en Barcelona, solo el SPD alemán le antecedía. Pero lo que le ha distinguido siempre al PSOE desde su fundación es su acendrado compromiso con el marco constitucional, su respeto sacrosanto a las instituciones, su generoso compromiso y su acendrado patriotismo. Por eso, esa parte del PSOE actual que rinde culto a esos valores centenarios está que trina. Razón no le falta.

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