Opinión

La familia Perejil

Por razones que desconozco, el actor Javier Bardem se convertía este fin de semana en el orador de una marcha celebrada en Madrid coincidiendo con la Cumbre sobre el Clima que llegaba estos días a la mitad de su transcurso. Bardem es fiel a la vocación familiar de ser perejil de todas las salsas, y subió al estrado en el exterior de los Nuevos Ministerios para dirigir la palabra a los cientos de congregados que habían recorrido las calles de la capital en compañía de la joven apóstol de la defensa climática, la niña sueca Greta Thunberg llegada a la capital en loor de multitud y tratada como si fuera una divinidad, un mal muy común en los tiempos que vivimos en los que se alienta la mitificación de personajes cuya alcance real suele estar artificialmente inflado.

Bardem insultó gravemente y en público al alcalde de Madrid, una situación no deseable que no debería haberse producido nunca, porque en un país como el nuestro, en el que la libertad de expresión es un bien trabajosamente ganado y en sintonía con nuestra excelente calidad democrática, el respeto es también una regla irrenunciable y de necesario cumplimiento que rige para todos. Para los políticos, para los periodistas, para los oradores, para los artistas, para los músicos, para los niños, para las niñas, y para los grandes. Para las abuelas y los abuelos, maestros y maestras, jueces, juezas, civiles y militares… Y, como resulta evidente por tanto, también para la familia Bardem, algunos de cuyos miembros como es el caso del que nos ocupa, se han subido a la escalera hacia el cielo y no se han dado cuenta de que, por muchas virtudes artísticas que se tengan, no todo ha de serles  tolerado. 

Bardem ha desatado un terremoto de protestas con sus imprecaciones y ha preferido echar el freno y pedir disculpas en su red social, cuestión que no parece suficiente pero es lo que hay. En todo caso, y en la línea de mantener un argumento del que nunca me he apeado, me pregunto legítimamente quién es Javier Bardem para erigirse en portavoz de un colectivo que aboga por oponerse al cambio climático y cuáles son sus prendas para asumir este papel del que ha hecho tan mal uso. Un científico de primer nivel, un especialista en climatología, un personaje con autoridad y legitimado para tomar la palabra, me parece estupendo. Un sujeto que se apunta a todo lo que le pasa por delante, ya no me gusta tanto. La crítica, por muy dura que sea, no puede ni debe rebasar ciertos límites. Los del respeto, la relación personal y las buenas costumbres. Y Bardem los ha rebasado.

Te puede interesar