Opinión

La razón de las encuestas

El Centro de Estudios de la Generalitat –un instituto que podría compararse al CIS pero en catalán- ha hecho público su último balance sobre el modelo autonómico que prefieren los catalanes, concluyendo que la tendencia está variando ostensiblemente y que si hace algunos meses el porcentaje de los partidarios de la independencia era del 48,7%, a día de hoy apenas                   supera el 40. Por primera vez desde que se inició el llamado “procés”, casi un 37% de los encuestados apuestan por la fórmula actual, es decir, el de una comunidad autónoma como el resto de las que se reparten por todo el territorio nacional. En definitiva, la negativa a la independencia  ha crecido hasta el 54%, una cifra nunca antes alcanzada  aunque sospecho que debería ser mucho mejor teniendo en cuenta quien firma el estudio demoscópico.

Sin embargo, semejante resultado no tiene por qué significar nada y de hecho nada significa porque los resultados electorales son los que son y el caos que está descoyuntando Cataluña no tiene por qué remitir y no remitirá. La situación es por tanto exactamente igual que si los partidarios de la independencia superaran con creces a los que no la admire. En este escenario insufrible, y mientras la CEO hacía público este resultado, el inefable presidente de las Cortes catalanas, un sujeto  de perfil bajo llamado Roger Torret, indignó a la cúpula judicial de Cataluña refiriéndose en su intervención en un acto institucional  organizado por el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, a la existencia de presos políticos en España. Los fiscales y una gran parte de las autoridades judiciales presentes abandonaron la sala. Unas horas más tarde, la alcaldesa de Barcelona expresó públicamente que no asistirá al acto de bienvenida al rey Felipe  que coincide con el inicio del Mobile porque una cosa es el protocolo institucional y otra muy distinta es la pleitesía. Aquella misma noche, el Real Madrid le ganó al Barcelona en el Palau por más de 20 puntos de diferencia demostrando que solo la impresentable parcialidad arbitral fue responsable del triunfo azulgrana anterior en la Copa. El robo ya no tiene remedio, pero no está de más que una paliza de esta naturaleza coloque las cosas en su punto justo.

Este callejón sin salida en el que está inmersa la política catalana, sin visos de obtener una terapéutica  solución que inspire la normalidad, navega a la contra de estas encuestas. Y a la vista del rompecabezas no es malo preguntarse qué es lo que está equivocado en esta ecuación. Yo tampoco lo sé ni me interesa. Pero algo no cuadra.

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