Opinión

Las cuarenta en bastos

A menudo me pregunto cómo es posible que la sociedad catalana reaccione siempre tan mal y tan tarde a situaciones que están destrozando su tejido productivo y lesionando quizá de un modo irreversible, un modo de vida que siempre fue sinónimo de estabilidad y bonanza. Hasta ayer no había escuchado que los empresarios hicieran responsable a Torra de los factores que están hundiendo de día en día la economía catalana, y ayer le echaron una monumental bronca, pero han tenido que pasar casi dos años para que esa petición de cuentas a un mediocre presidente que ha cambiado su condición de gestor por el de un hooligan sin otras virtudes apreciables, se sustanciara. Tampoco es que esta recriminación se haya producido en una instancia superestrella, sino en el Círculo Empresarial de Sitges, un foro al parecer con una influencia notable en las finanzas catalanas, en el que se ha quebrado ese pacto tácito que parecía prohibir sin leyes escritas cualquier crítica hacia la gestión de la Generalitat. El presidente de esta instancia, un empresario inmobiliario llamado Juan José Bruguera, le ha cantado a Torra públicamente y delante de una notable audiencia, las cuarenta en bastos. “La pérdida de poder económico empieza a evidenciarse. -le ha dicho este señor que, como medida previa, se llevó a Madrid la sede de su empresa- Y la pérdida de poder económico acaba por deteriorar la actividad económica”.

Te puede interesar