Opinión

Las visitas peligrosas

Existe una constante intención por parte de los políticos que nos gobiernan (o no), de asumir por libre tareas que no les competen y para las que no tienen ni la legitimidad ni la responsabilidad de ejercer. Pepe Álvarez, el peculiar secretario general del sindicato UGT, debería dedicar todas sus horas a poner orden en su sindicato, velar por los intereses de sus afiliados, desarrollar políticas laborales sensatas y claras, y poner orden y concierto en las filas de su central en Andalucía, donde la participación de UGT en el controvertido asunto de los Eres –el auto determina la presencia culpable de numerosos afiliados en el fraude- le ha causado un efecto demoledor que necesita muchas cosas para restañar la fama irremediablemente dañada: como paso inevitable a la posterior limpieza general de las sentinas, una reordenación de todas y cada una de las múltiples tareas en las que la UGT de Andalucía estaba involucrada muchas de ellas al margen de sus auténticas responsabilidades-, y un plan de viabilidad para el futuro que permita dejar atrás con dignidad las vergonzosas situaciones anteriores para plantearse una continuidad limpia de polvo y paja. Todas ellas son obligaciones de Pepe Álvarez, un paquete de actuaciones en varios frentes que debería tenerlo ocupado ocho días a la semana que dirían los Beatles. Sin embargo, como se aburre, Pepe se dedica a labores que ni le importan ni le competen, ni nadie con dos dedos de frente le encargaría, ni sirven para otra cosa que para liarla más de lo que ya está liada.

Pepe se ha liado la bufanda al cuello y se ha ido a la cárcel de Lladoners a visitar al preso Oriol Junquera, según sus propias explicaciones porque Junquera es el líder de un partido progresista y necesitaba conocer de primera mano y por boca de este señor preso por sedición, sus opiniones políticas sobre la situación actual. ¿Para qué?, pues probablemente para matar el tiempo, porque si analizamos seriamente lo que Junqueras puede aportar para mejorar las condiciones de los trabajadores, coincidiremos en suponer que no aporta nada. Ni por su situación actual ni siquiera por su ideología. Pepe Álvarez es uno de los muchos personajes que pululan por la política dando calabazadas y sin saber ni tener conciencia exacta ni de sus responsabilidades ni de obligaciones. Zapatero a tus zapatos.

Te puede interesar