Opinión

Llega la Liga, madre

El presidente de la Liga Profesional de Fútbol, un personaje peculiar en mitad de una fauna donde lo difícil es no encontrar peculiaridades, se ha reafirmado en sus conclusiones iniciales, insistiendo en que la Liga se reanudará el próximo día 11 de junio, y la próxima temporada se abrirá el día 12 de septiembre. Poco importa que muchas mentes pensantes y conocedoras sospechen que reanudar la temporada en las condiciones presentes es un disparate, y añadan a este razonamiento la certeza inequívoca de que, para empezar, la propia naturaleza del fútbol quiebra todas las reglas establecidas por los científicos para combatir el avance de la pandemia. Hace unos días, un programa de televisión, le preguntaba al lateral del Barcelona, Jordi Alba, cuántos jugadores se dan cita en la salida de un saque de esquina. Y el futbolista calculaba que en torno a quince o dieciséis en caso de un córner convencional. Si la jugada se produce con un marcador incierto y en los últimos instantes de la prolongación -añado yo- se pueden juntar en una de las áreas del campo los dos equipos incluyendo ambos porteros. Una locura solo comparable a la ejecución de un golpe franco, jugada en la que se contraviene la ordenanza que manda guardar la distancia de seguridad. O se tiran sin barrera o se vulnera la disposición, porque no veo yo a los jugadores que la formen, situándose uno a dos metros del otro.

La última ocurrencia de unos dirigentes del fútbol que actúan al alimón –me da la impresión de que este sinsentido ha conseguido poner de acuerdo de forma milagrosa a dos enemigos irreconciliables como Javier Tébar y Luis Rubiales- es aplicar ambiente futbolístico enlatado como las carcajadas y los aplausos que se añadían al fondo musical en las viejas series de televisión. Tébar confesó que estaban en ello y que la fórmula para animar el cotarro a base de sonidos ambientes recreados tecnológicamente estaba muy avanzada. Había funcionado muy bien en Alemania y en España tendría que dar un resultado similar. Él sabrá.

He visto algunos pasajes del fútbol en Alemania, único país entre los organizadores de las grandes ligas que está jugando competición, y me transmiten más melancolía que otra cosa. El negocio es el negocio y hay que mantenerlo a toda costa.  “Ha habido muchísima demagogia. Hay detalles que me apuntaré para la novela que estoy escribiendo”, ha dicho el presidente de la Liga. Compraré esa novela. A ver por dónde sale. 

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