Opinión

Lo que puede ser

En mi modesta opinión, la peor cosa que se puede ser es aquella que es de sentido común que no se sea. Acabo de leer en varios periódicos que se prepara la inauguración de un mastodóntico centro comercial y de ocio en la comunidad madrileña que contará, entre sus servicios más destacados, con una gran playa artificial. Desde que tengo uso de razón se ha intentado sustituir la condición eminentemente mesetaria de Madrid mediante propuestas desquiciadas que trataban de maquillar esa condición combatiéndola desde dentro mediante la instalación en su entorno urbano de playas de pega, utilizando para ello los bordes de lagos, ríos, esclusas, canales y pantanos con los que enmendar lo que la naturaleza ha ordenado en su pliego de condiciones. No conozco ninguna de estas propuestas que haya triunfado. En la mayor parte de las ocasiones, la playa artificial de turno ha languidecido y ha prolongado su existencia entre el olvido y el desprecio de sus gentes que abandonaban tras algún tiempo de fomentar esas ilusiones. En un tiempo como el nuestro en el que el desplazamiento es algo tan cotidiano como el desayuno, cualquiera de sus habitantes prefiere hacer las maletas y buscarse una playa de verdad en la que combatir los rigores veraniegos antes que padecer la engañifa de un sucedáneo. En generaciones anteriores, un alto porcentaje de madrileños se morían sin haber visto el mar, pero eso ya no pasa.

Son casos de libro en los que alguien quiere ser lo que nunca será y Madrid nunca será una ciudad con playa. Esa sensación de convertir determinadas situación en otros que no corresponden deja mal sabor de boca y lo que es peor, un rastro de frustración que difícilmente se borra.

Le está pasando al Barça, empeñado en camuflar una gestión desastrosa y un juego penoso, mediante la incorporación de jóvenes a su primer equipo que ni están hechos ni merecen cargar sobre sus espaldas con los desastres técnicos, deportivos y contables. El resultado se ha visto venir y la exigencia límite a la que se ha sometido a estos chavales que pueden ser excelentes si se les mima y se les dosifica con cariño, ha pasado factura. Los niños no pueden ser mayores de la noche a la mañana y casi todos han caído lesionados de gravedad y los que no han caído, caerán. No se es lo que no se puede ser.

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