Opinión

Los chistes del siglo XXI

El meme es el chiste del nuevo milenio sobre todo con lo complicado que se ha puesto, a consecuencia de la corrección política, lo de contar chistes. Antes, en las reuniones familiares o los saraos nocturnos, siempre había alguien que se distinguía por su habilidad para contar chistes y ese don era comúnmente admirado y muy tenido en cuenta por los asistentes: “dejad a Julito que cuenta muy bien los chistes” se decía en las reuniones. Y también: “María tiene una gracia contando chistes que para qué. Se conoce que como es andaluza…”

Hoy las cosas han cambiado mucho y nadie se atreve ya a contar chistes no sea que ofendas. Antaño se podían contar sin grandes polémicas chistes de catalanes –comúnmente relacionados con la pela es la pela-, de chulapos de Chamberí –marcando mucho el acento aunque el narrador fuera de Astorga- de andaluces –en los que se glosaba la afición sureña por no dar un palo al agua- de baturros –capaces de abrir las puertas a cabezazos con el cachirulo puesto- de gallegos –subidos casi siempre en la escalera manteniendo el secreto de si el protagonista sube o baja- e incluso de murcianos –no siempre amables y acogedores esa es la verdad- pero sin mala intención ni  ganas de inferir ofensas. Ahora, cualquiera se atreve a contar uno de catalanes en una sobremesa porque siempre hay alguien que tiene una tía muy querida en Palafrugell y ya la hemos liado. Las cosas como son, contar chistes se ha puesto caro e incluso se lo he oído yo a muchos de los profesionales que se ganan la vida con estas cosas. Los humoristas andan de cabeza, meditando lo que van a decir, todos ellos medio acojonados, y temiendo  meter la pata con un chiste no adecuado que les lleva directamente al linchamiento en las redes sociales.

Por eso se han generalizado los memes, que necesitan una aportación tecnológica, cubren más o menos el mismo objetivo y son anónimos. No  hace falta dar la cara para contarlos. Por otra parte, están más pegados a la actualidad y brotan en el mismo momento en que esa actualidad los demanda. Hay, a estas alturas, media docena circulando por ahí dedicados al coronavirus, como ese que utiliza una escena de “La vida de Brian” o el otro en el que aparecen el Rey y Pedro Sánchez hombro con hombro. Bajo el primero de ellos se lee: “Corona”. Y bajo el segundo se lee: “Virus”, de donde se infiere que los memes no aman precisamente al presidente del Gobierno. Ser crítico con el poder mola.

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