Opinión

Los superventas

Algunos diarios han conmemorado estas fechas publicando la lista de los cien personajes homosexuales más influyentes de España y a mí me asalta con frecuencia la duda cuando me asomo a estas galerías. Sinceramente ignoro qué relación existe entre ser influyente y ser gay, a no ser que el colectivo gay se haya cuidado de establecer una especie de logia secreta capaz de medrar entre sombras en las esferas de poder  y decidir sus destinos cosa que sinceramente no creo. Siempre he supuesto que la capacidad de influencia estaba directamente relacionada con la inteligencia, la competencia profesional, la habilidad social y política, la cultura, el desarrollo intelectual, la inspiración e incluso la gestión económica y política, con independencia de la orientación sexual de cada uno, hombre o mujer. Pero parece que no es cierto. Esas clasificaciones ponen especial acento en el factor de la tendencia, y en alguna de ellas se adjudica el número uno a Pablo Alborán, el músico malagueño que confesó ser homosexual hace exactamente cuatro días.

Joaquín Torres, homosexual reprimido durante años, casado y con hijos durante un largo tiempo en el que no fue capaz de aceptarse y romper con una situación ficticia, reconoce en una larga entrevista también publicada en la prensa del día, que cualquier homosexual hubiera preferido no serlo. Su experiencia es amarga, y nos ofrece la dolorida imagen de un ser humano en perpetuo conflicto consigo mismo, que pasó años viviendo y padeciendo una sexualidad fingida para no perjudicar su propio estatus personal y profesional, hasta que no pudo más y resolvió salir del pozo aunque le costara su propia existencia. Hoy, felizmente emparejado con un realizador de televisión, y viviendo una vida discreta y en paz, afirma que no está especialmente orgulloso de ser gay y que hubiera preferido no haber tenido que enfrentarse a un conflicto como el que él ha vivido.

Ese durísimo alegato dirigido a una sociedad que no tuvo misericordia con los homosexuales y que cometió con ellos toda clase de desafueros, sí propone la grandeza y la entereza de los más admirables miembros de este colectivo, héroes anónimos que se dejaron parte de la piel en la trinchera luchando por su libertad y su dignidad. Estas listas de hora, todo diseño, no tienen ni valor ni sentido.

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